Capítulo I

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Año 2091. Tokyo, Japón.

Recogió con rapidez todos los botes de pintura en spray que había dejado en el suelo al notar que había sido descubierto, hecho que ya esperaba de antemano, y no tardó en contactar con sus otros amigos presionando un botón del implante que llevaba en su oído derecho logrando conectarse en pocos segundos a la interfaz de ellos a través de un llamada.

–¿Qué sucede Takemichi? –la voz de uno de sus amigos se escuchaba levemente agitada–. Me gustaría poder hablar contigo, pero realmente me pillas un poco ocupado así que si luego quieres quedar para tomar un té y unas galletas por mí encantado.

–Así que a vosotros también os han descubierto, ¿no?

Yo no me encontrado con ningún agente todav... –logró identificar a otro de sus amigos por su tono más grave de voz–. ¿Sabéis qué? Retiro lo dicho, me acaban de pillar a mí también.

En verdad eres un idiota, ¿verdad? –y ahí estaba el último de ellos en responder–. Si te llegan a pillar me quedó con tus cosas, espero que no te moleste.

Que más quisieras renacuajo –el que hablaba en ese momento soltó una pequeña risa burlona–. Es más probable que te pillen a ti antes y te usen como rata de laboratorio.

Takemichi sonrió con cierta diversión antes los comentarios que soltaban sus amigos a pesar de que ninguno de ellos se encontraba en una situación precisamente favorable al huir de algunas de las autoridades que patrullaban por aquellas zonas y después de escuchar algunas de las oraciones que intercambiaban volvió a escuchar la voz de la primera persona que había respondido su llamada.

Paso de escuchar vuestras tonterías y distraerme. Así que, nos vemos en el mismo lugar de siempre chicos.

–Ya habéis escuchado chicos, no os dejéis atrapar o sino yo mismo me encargaré de mataros cuando os rescate.

Sin darles opción a que le respondieran el oji-azul se desconectó de la interfaz al mismo tiempo que dirigía su vista a un hombre corpulento con la mitad de su cuerpo modificado y a un robot de menos con forma cilíndrica al lado de este, volviendo a sonreír tras la mascarilla que ocultaba la mitad de su rostro y acomodando la capucha de su chaqueta para que sus rizos tampoco fueran visibles.

Uso sus habilidades físicas para saltar sobre una pared alta, que estaba cayéndose a pedazos por uno de los extremos. Era divertido usar esos pequeños atajos de la zona que tenía memorizada por frecuentarla a menudo y poder hacer algunas cosas que no eran consideradas del todo legales por la escasa seguridad que había en los alrededores de aquellos suburbios.

A pesar de ello, siguió escuchando los pasos y gritos del agente pidiendo que se detuviera antes de tener que solicitar refuerzos y se vio obligado a adentrarse en uno de los callejones más cercanos que tenía cerca para que aquel hombre lo perdiera de vista, analizando de un vistazo rápido todo su entorno cuando eligió uno de estos al azar y viendo si podía usar algo como obstáculo y retrasar el paso del contrario sin poder encontrar algo útil.

Esto se va a poner interesante.

Fue el único pensamiento que cruzó su mente al girar de nuevo y adentrarse en otro callejón distinto cercano a la calle principal encontrando una barra de metal algo oxidada cuando subía las escaleras de emergencia de uno de los edificios antiguos situándose en un punto ciego para el ciborg y atacar en cuanto tuviera la oportunidad.

Segundos después pudo ver perfectamente la silueta del agente por donde él había pasado con anterioridad, examinando la zona para encontrarlo. La adrenalina empezó a recorrer su cuerpo, más cuando pudo ver el pequeño bulto que era el robot seguir todo recto hasta salir a la calle paralela a que se encontraban antes y afianzando su agarre sobre la barra que tenía entre sus manos.

Rebelión Digital: Ecos del Futuro [TakeMikey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora