Capítulo II

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Al finalizar la clase de la señora Hanagaki, los dos jóvenes que la habían ayudado se despidieron de ella y de los alumnos para dirigirse de nuevo al laboratorio donde habían estado trabajando antes para dejar sus batas, ponerse sus chaquetas de cuero y recoger sus mochilas para seguidamente ir hasta la cafetería tras asegurarse de que llevaban todo y cerrar el laboratorio.

–Dos café con leche, un café con hielo y un chocolate caliente, por favor –ordenó el más bajo y Takemichi se encargó de pagar.

–¿Para quién es el chocolate?

–¿Para quién más va a ser Take? –se dirigieron a la parte del mostrador dónde se entregaban los pedidos y esperaron pacientemente para que el suyo estuviese listo–. Para el bebé del grupo.

–¿Quién es el bebé del grupo? –ambos se sobresaltaron cuando Chifuyu se les había acercado a ellos sin que notaran su presencia y les saltara encima–. No me digan... estaban hablando de Hanma, ¿verdad? En verdad lo entiendo tiene una actitud demasiado infantil que no pega nada con su edad.

Los dos jóvenes que sostenían las bebidas en sus manos solo se empezaron a reírse a carcajadas dejando al menor un poco confundido con sus reacciones pues, según él, no había dicho nada gracioso para que aquel par se riera de esa manera mientras se sentaban en un banco cerca de un árbol.

–¿Quieres saber de quién estábamos hablado? –Chifuyu asintió efusivamente queriendo saber el motivo detrás de su risa–. El bebé del grupo eres tú.

–¿Yo?

Ahora estaba más confundido aún. Él se consideraba muy maduro para su edad y parecía que sus amigos no compartían su mismo punto de vista e hizo un puchero.

–No te enfades Chifuyu –Takemichi se limpiaba las lágrimas producto de las carcajadas y lo miró con una leve sonrisa–. Pero eres el más inocente y el más hiperactivo de todos nosotros.

–Hanma también es hiperactivo.

–Pero es distinto.

–No lo defiendas Kisaki.

–No lo hago –le extendió uno de los dos vasos que llevaba él en su mano–. Toma te hemos comprado algo a ti también.

–Supongo que un poco de café no viene mal nunca.

El oji-azul y el de mirada grisácea observaron atentamente los movimientos del menor cuando este dirigió el vaso hacia sus labios y bebió un poco del contenido para separarlo rápidamente y mirar el vaso con detenimiento intentado descubrir porque aquel café no sabía a café.

–Esto no es café –el par que estaba a su lado desviaron su mirada al lado contrario, intentando contener su risa de nuevo–. ¿Por qué a mí me compraron un chocolate caliente y ustedes compraron café para ustedes?

–Según Kisaki la cafeína en tus venas es peligrosa.

–¿A qué te refieres exactamente?

–La cafeína solo conseguiría ponerte más hiperactivo de lo normal y no estoy preparado para aguantarte, no hoy.

A regañadientes se bebió su chocolate en silencio, demostrando su molestia con aquellos que había considerado amigos suyos, incluso hermanos, hasta el momento. Sin embargo, su tranquilidad no duró demasiado porque unos minutos después se le unió Hanma.

–Hola chicos.

Los que estaban sentados le devolvieron el saludo y esta vez fue Takemichi el que extendió el vaso de plástico biodegradable que contenía el café con hielo al más alto que no se había sentado y solo había apoyado un de sus pies en el banco, justo al lado del menor que curiosamente no había lanzado ninguna broma o comentario hacia su persona.

Rebelión Digital: Ecos del Futuro [TakeMikey]Where stories live. Discover now