Capítulo 59

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Louis se removió entre las sábanas. Su ceño estaba fruncido pero el velo del sueño todavía cubría su rostro. Estaba algo incómodo, pero no lo suficiente para abrir los ojos y ponerse al día con la razón.

Sentía una respiración suave sobre su cuello, y se sentía tan familiar que estaba seguro de que se trataba de Harry. El alfa todavía le sostenía contra su cuerpo, abrazándolo suavemente por la cintura y cubriendo también su redondo estómago.

Louis se removió un poco más, dejando salir un bostezo cansado. La habitación todavía se encontraba en oscuridad y no había ningún pájaro cantando, por lo que seguramente era todavía de madrugada. Chasqueó un poco la lengua, negándose a abrir los ojos, pues realmente estaba muy cómodo.

Pero entonces se dió cuenta.

Tenía frío. Mucho frío. La sensación helada recorría sus piernas, y cuando Louis se concentró un poco más en ello, comprendió que parecía estar mojado debajo de las sábanas.

Ahora sí que abrió los ojos, somnoliento y extrañado. Parpadeó un par de veces con el ceño fruncido e hizo una mueca, poniendo todas sus fuerzas en mantenerse consciente. Realmente el día anterior había sido un día agotador y no tenía ganas de dejar que el insomnio que a veces pasaba por las noches arruinara esa perfecta noche de descanso que estaba teniendo.

Sin embargo, todavía era extraño sentir que estaba mojado. Mojado como realmente mojado, de agua, o líquido. No de esa otra humedad que a veces tenía por ser un omega con hormonas alborotadas que veía a su alfa por ahí.

Volvió a bostezar y con delicadeza metió su mano debajo del lío de mantas, alcanzando a tocar sus muslos. La tela se pegaba fría a su piel, confirmándole que efectivamente estaba mojado. Una vez comprobó que no era solo una ilusión, comenzó a levantarse de a poco. Clavó su codo en el acolchado nido y levantó la cabeza, sentándose apenas. Volteó a ver a Harry a su lado, viendo entre la penumbra su rostro apacible hundido en el dulce descanso.

Louis apartó las sábanas de encima suyo, sacando a su paso la mano del alfa que sujetaba su cintura. Este se removió un poco, siendo el cansancio el vencedor y dejándole en una faceta tranquila de nuevo. Louis entrecerró los ojos y enfocó sus muslos, no pudiendo ver claro debido a la oscuridad y también a su hinchado estómago, que obstruía un poco la vista.

Finalmente se arrastró fuera del nido con delicadeza, se levantó en sus dos pies con esfuerzo y caminó hasta el baño de la habitación. Encendió la luz y luego de tallar sus ojos, se acercó al espejo completo que estaba ahí y bajó la mirada. Su pijama estaba completamente empapada, y con el sueño todavía haciendo mella en él, lo más lógico que se le ocurrió pensar era en lo imposible que era la situación de haberse orinado en la ropa. No había forma. Él nunca fue de esos niños que mojaban la cama.

Todavía sintiéndose algo extrañado al respecto, ladeó la cabeza y subió una mano a su redondo estómago acariciándolo con suavidad. Volvió a bostezar y...

Oh.

Apenas tuvo un poco de lucidez antes de que todo cambiará radicalmente de dirección. Su gesto se contrajo y sus dientes se apretaron con fuerza, haciendo que llevase su mano libre al mueble más cercano para sujetarse con fuerza. Sus piernas temblaron suavemente y sus rodillas cedieron haciendo que se agachara un poco mientras su estómago se ponía realmente tenso bajo la palma de su mano. Contuvo la respiración mientras cerraba los ojos con fuerza, sus dedos poniéndose blancos al apretar con fuerza el borde de dónde estaba sujetándose y sus encías doliendo por la forma en que todavía apretaba los dientes.

Los segundos parecieron eternos en esa posición. Hubo entonces un calambre que le recorrió por completo y le hizo arquear la espalda, haciendo que en sus finas facciones se pintara el dolor.

Llámame por mi nombre | Larry StylinsonWhere stories live. Discover now