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-Memito, hoy hay una comida en casa de tu abue, para que le digas a Lio y nos acompañe- Dijo la mamá de memo lavando los platos.
-¿Quién y quién va a estar?- Pregunto Guillermo con una mueca.
-Van a ir todos, ya se que no te caen bien, pero hazlo por tu papá- Respondió la señora con una mueca.
La familia paterna de Guillermo era algo difícil de llevar (por no decir que son unos chismosos, metiches y persignados), es por esto que Memo no los frecuentaba, en realidad ni los consideraba parte de su familia desde que hace unos años precisamente en una comida familiar presento a su ex novio Rafa y sus tías se encargaron de decirle cosas y hacerlo sentir mal, al final Rafa y el terminaron por otras razones pero quedaron como muy buenos amigos, no se iba a arriesgar a qué le dijeran algo a Lionel, su ahora novio.
-No se má, no quiero que le digan algo a Lio porque no me voy a aguantar a contestarles-
-Si le dicen algo a Lio hasta yo me peleó, llevo un montón de tiempo trayéndole ganas a tu tía Cata- Respondió la mujer.
A ella tampoco le caía bien la familia de su esposo, solo los toleraba porque nunca se habían metido directamente con su familia.
Guillermo río, Lío era la adoración de su mamá, a veces hasta pensaba que lo quería más a él, pero se sentía bonito que su mamá quisiera tanto a su novio.
-Esta bien mami, voy a ir por Lío para ir a la comida, pero no me voy a dejar si me dicen algo- Exclamó Guillermo.
Después de eso solo termino de ayudar a su mamá a lavar los platos y le mando un mensaje a su novio diciéndole que iba para la casa.
Guillermo y Lionel eran novios desde hace casi dos años y vivian juntos hace 6 meses cuando el rizado se graduó de la universidad.
Una vez que llegó, abrió con sus llaves y se encontró con su novio cocinando.
Guillermo entró a su hogar muy feliz de ver a su chaparrito.
-Hola chaparrito- Dijo y se acercó a darle un beso a su novio.
-Hola rulitos- Líonel Correspondió al beso de su novio.
—¿Que preparas?— Pregunto Guillermo poniendose detrás de su novio para poner su barbilla en la cabeza del más bajo y pasar sus manos por la cintura de este.
Lionel se estremeció al sentir la cercanía de su novio, llevaban ya casi 2 años pero aún lograba ponerlo nervioso.
—Hago empanadas— Respondió con una sonrisa.
—Me gustan mucho tus empanadas Lío, te quedan riquísimas— Dijo Guillermo y se separó de su novio para sentarse en la barra de la cocina. —Por cierto, te quería invitar a una comida familiar en casa de mi abue—.
Lionel lo volteo a ver muy sonriente, le daba mucho gusto conocer a la familia de su novio, ya conocía a sus papás y a su hermana y eran un amor de personas, no dudaba que los demás fueran igual de amorosos.
