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Otra vez Memo se encontraba llorando en la azotea de su casa en la Ciudad de México.
¿La razón?
Habían perdido la final América vs Chivas y toda la culpa se la echaban a el, como siempre.
Ya debería estar acostumbrado a estás cosas, pero los comentarios hirientes siempre lo afectaban de sobre manera.
El solo era un joven de 26 años queriendo hacer lo que ama, ¿Por qué lo critican tanto?.
Mientras se lamentaba por no poder atajar ese gol que les dio la victoria a los hinchas de chivas, su celular comenzó a sonar.
Una pequeña sonrisa se escapó de su boca, aunque estuviera llorando, ver ese nombre siempre lo iba a hacer sonreír.
Contesto la llamada y trato de hacer que su voz no sonara tan cortada.
-Hola chaparrito, ¿Que haces despierto a esta hora?, allá debe ser tardísimo- Fue lo primero que dijo.
-Abrime la puerta ricitos, estoy en casa- Se escuchó en el otro lado del teléfono.
Guillermo se congeló al escuchar eso, ciertamente le hacía feliz poder ver a su novio, pero consideraba que no era la mejor situación.
Sin decir nada colgó la llamada y bajo para dirigirse a abrir la puerta principal de la casa.
Ahí estaba él, el mejor del mundo en persona, con unos hermosos tulipanes blancos en su mano derecha y su maleta en la izquierda.
Guillermo sintió nuevamente como las lágrimas bajaban sin permiso por sus mejillas y acariciaban su barbilla.
Lionel solto todo lo que tenía en sus manos y se lanzó a abrazar a su amado, a sostener entre sus brazos su mundo entero que se caía a pedazos.
-No fue culpa de vos Guille- Susurro en su oído parándose de puntitas.
(...)
Lío había conocido a Memo de una forma muy linda.
Era su primera convocatoria para jugar con la selección Argentina.
Un amistoso de beneficencia contra México, lo que se generará por las entradas al partido se daría a causas sociales.
La mayor parte de lo recaudado era para ayudar a familias que se habían quedado sin hogar en un sismo reciente en México, aunque una parte iría para niños sin familia en Argentina.
Muchos jugadores no habían querido participar puesto que no habría remuneración económica para ellos, pero como sabemos nuestros protagonistas son almas llenas de bondad que no dudaron ni un segundo en anotarse en dicho evento.
Iban a poder hacer lo que aman y ayudar a su pueblo.
Sin conocerse aún, los dos ya compartían puntos de vista y ese corazón bondadoso que los caracteriza.
