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[01]: Cuando El Mar Y El Amor Estan Destinados, Pueden Crear Una Historia Imperf

Narrador Omnisciente
❛Cuando El Mar Y El Amor Estan Destinados, Pueden Crear Una Historia De Imperfectamente Perfecta.❜

Lo único que había alrededor era vacío.

No de forma literal, ya que estaba un cielo gris y arena alrededor, donde sus pies podían hundirse.

Nerissa Rousseau no sabía si era un sueño o una visión, ya estaba acostumbrada a ver cosas feas o traumaticas, las cuales la dejan con feas ojeras en su perfecto rostro. Pero con suerte, lograba cubrir con corrector (lo apropiado para una niña de diez años).

A unos veinte metros de donde se encontraba la niña pelirroja, Percy Jackson observaba alrededor consternado al no saber que clase de sueño estaba atrapado (de nuevo). Pero en su campo de visión, divisó a una cabellera roja brillante, que parecía despotricar contra el cielo y patear la arena bajo sus pies con exasperación.

— ¡Hey! — le gritó el chico rubio, lo que hizo que la desconocida se volteara a su dirección, dejándolo incrédulo al ver que era una niña — ¡¿Quien eres?!.

La niña pelirroja le frunció el ceño consternada al verlo, mientras que el chico rubio solo empezó a acercarse a ella a paso casi apresurado.

— ¡Eso debería preguntar yo! — Nerissa empezó a acercarse a zancadas a Percy — ¡Estas en mi sueño!.

Ambos quedaron frente a frente, dejando que sus miradas conectarán y sintieron una desconocida descarga eléctrica en sus cuerpos que jamás habían sentido.

Ella tuvo que levantar la mirada para verlo, ya que casi rozaba su hombro de altura. Era lindo. Cabello rubio dorado rizado que parecía sedoso, mirada azul cual océano inquieto, piel clara y parecía tener no más de doce años. Tenía cara de chico bueno, como de esos príncipes azules de los cuentos de hadas.

Él jamás pensó ver a la niña más hermosa frente a sus ojos. Cabello pelirrojo que parecía brillar con el sol, ojos verdes que le recordaban a las esmeraldas y piel muy clara, casi pálida. Parecía tener no más de diez años.

— Yo... — caraspeó Percy sonriendo nervioso y dando un paso atrás — ¿Hola?.

Nerissa chasqueó los dedos cerca de su rostro — Salut. ¿Acaso eres parte de este sueño?.

Él frunció el ceño, supo que la primera palabra era francés, ya que esa palabra lo solía escuchar en las novelas francesas que su mamá lo obligaba ver con ella cuando estaba de vacaciones.

— ¿Y tú? — la señaló con diversión que era obvia por su sonrisa y mirada brillante — Alguien extremadamente hermosa no puede ser alguien real.