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[11]: Enviamos La Cabeza De Medusa Por Correo Al Olimpo.

Percy Jackson
❛Enviamos La Cabeza De Medusa Por Correo Al Olimpo.❜

— ¿Que tú quieres que?.

— Enviaremos la cabeza de Medusa al Olimpo.

— Ahora si perdiste la cabeza — empiezo a buscar una caja escuchando las quejas de Nerissa y al encontrar una, me giro a verla un poco ofendido — Van a decir que eres un impertinente.

— Pequeña y hermosa ninfa; soy un impertinente.

Desde que solucionamos el problema de la confianza y decidimos seguir, había pensando en lo que haríamos con la cabeza. Se me habían ocurrido algunas cosas y decidí compartirlas con ellos.

Claramente ninguno estuvo de acuerdo, en especial Annabeth y Grover. Pero bueno, cuando me entra algo en la cabeza, es difícil hacer que cambie de opinión.

— Tú eres impertinente, nosotros no — me señala Grover casi con desesperación.

— Escuchen; Medusa tiene algo en contra de la madre de Annabeth y en sí, sería un tributo y no una ofensa — tomo la cabeza de Medusa aun invisible, la coloco dentro de la caja y saco la gorra acercandola a Annabeth — Así... tú mamá seguirá con nosotros.

Nerissa se acerca a nosotros apartándose del espejo que estaba en el estudio. Su mirada verde me deja en claro que está indecisa sobre mi decisión, pero también irritada por no llegar a un acuerdo.

Desde hace tiempo se me ha hecho fácil leer las miradas que la pequeña ninfa pone en sus ojos e incluso el significado de sus gestos.

Cuando algo le desagrada, suele arrugar su pequeña nariz; cuando está asustada o nerviosa, hace girar su anillo; e incluso cuando está emocionada sus ojos brillan cuál estrellas en la oscura noche.

Bueno, no puedo decir todos los gestos, pero son los que más ella suele mostrar.

¡Error! También cuando esta enojada su rostro se vuelve un poco rojo y cuando esta irritada pone los ojos en blanco mientras bufa de forma silenciosa.

— Lo que queremos decir, principito — me dice Nerissa cruzando sus brazos — Que en lugar de verlo como tributo, lo verán como ofensa y créeme; ellos buscarán una forma de vengarse.

— ¿Estás seguro de hacer esto? — fue Annabeth ahora la que me cuestiona, con esa mirada analítica que siempre estaba en sus ojos.

— Por favor Percy — la voz de Grover transmite el pánico que estaba teniendo en esos momento por la decisión que el sabía que tomaría — Escúcha a las inteligentes.

Lo observo ofendido y Nerissa como Annabeth alzan la barbilla con orgullo.

Gracias mejor amigo.

— No me harán cambiar de opinión, G-Man.

— Esto no es a lo que me refería... al ayudarnos — aclara Grover molesto — Existen peligros implícitos que no...

Empiezo a aplaudir interrumpiendo su vomito verbal. Grover cuando esta entrado en pánico o está nervioso, habla tan rápido que no puedo prestar atención y menos con mi TDAH.

— ¿Vas a cantar, verdad? — me pregunta la pequeña ninfa mordiéndose el labio como si quisiera retener una carcajada — De acuerdo. Adelante. Deslumbranos con tú voz de gallo en el matadero.

Tanto Annabeth como Grover rieron y yo me cruzo los brazos con la boca abierta ofendido. No canto mal y ella lo sabe. Si ese pequeño concierto en el autobús no lo demostró, entonces debo de esforzarme.

— Mi voz es la de un ángel.

— La de un ángel de bajo presupuesto.

Los otros dos rieron más fuerte seguidos por Nerissa.

No me reí.

No puedo evitar observa a Nerissa por más tiempo de lo que pensé. Su cabello estaba en una coleta baja pero que le sentaba bien y su ropa no tenia ninguna imperfección. El olor a flores silvestres que traspasaba de ella era muy notorio.

"Un amigo no ve a una amiga como lo haces tú, hijo de Poseidon."

¿Puede ser que Medusa haya tenido razón?

No puede ser. Es decir, en primera; soy casi un adolescente y ella apenas tiene diez años. Segundo; Ella es más que una reina, es una emperatriz y yo solo un simple pueblerino a su lado.

Mis pensamientos me confunden cada vez más.

Nerissa termina de reír y me observa con una mirada diferente a como ella me miraba por primera vez desde ese sueño y en el Campamento.

Una mirada más bonita, bueno, ella siempre ha tenido unos ojos hermosos. Pero ahora puedo ver la suavidad y calidez que casi no veo en ellos.

No puedo evitar sonreír y ella me regresa la sonrisa de forma sutil pero hermosa.

Mi corazón late con rapidez.

¿Me estoy enamorando de Nerissa?

No lo sé.

Porque no se lo que es estar enamorado.