Capítulo 5

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El plan de Kenjaku era iniciar el Juego del Sacrificio con la intención de eliminar a todas aquellas personas que eran inferiores, erradicar a todos los que no tenían "energía maldita" y que eran simplemente unos cascarones vacíos sin interés. Intentar crear una "evolución" y hacer que los humanos se fusionen con Tengen para cambiar todo el mundo en su conjunto. Ese era el objetivo de Kenjaku según las palabras de Tengen y siendo contado muy superficialmente. Nadie podía pensar exactamente en lo que estaba pensando Kenjaku ni lo que estaba haciendo para llevarlo a cabo completamente, pero ellos como hechiceros habían establecido una ruta con diversos planes y objetivos menores para poder vencer a Kenjaku y cualquier aliado que tuviera.

El primer objetivo que los chicos establecieron fue tomar las "Herramientas Malditas" del clan Zenin como un seguro para una guerra contra Kenjaku y sus aliados o contra cualquier maldición que estuviera bajo sus órdenes. Dicha misión sería llevada por Maki Zenin y apoyada por Megumi, quien había sido convertido en líder tras la muerte del anterior líder del clan y la abertura del testamento.

El segundo objetivo era encontrar aliados en los que apoyarse para poder cumplir los siguientes objetivos, lo que implicaba intentar reclutar a algunos hechiceros descarriados, expulsados o que no estuvieran del lado de los Ancianos y fueran parcialmente leales a Satoru cuando este aún estaba libre, lo que les daba una posibilidad mínima dado a los pocos estudiantes con los que trabajó el Hechicero más Fuerte.

El tercer objetivo era poder obtener los puntos necesarios para cambiar algunas reglas del Juego del Sacrificio y poder sacar a la hermana de Megumi, Tsumiki, quien había sido incluida en el juego tras haber despertado de su coma inducido por una maldición que la golpeó hacía un año.

El cuarto objetivo era encontrar a Ángel, el único hechicero capaz de romper la prisión donde estaba sellado el profesor Satoru y poder así hacer que el hombre se uniera a la batalla, siendo la mejor posibilidad para ellos para vencer a alguien como Kenjaku.

Con esos objetivos cumplidos, los hechiceros renegados estaban listos para poder detener el Juego del Sacrificio y derrotar a Kenjaku de una vez por todas, eliminándolo del plano de los vivos y enviándolo al otro lado, donde debería haber estado hacía ya algunos cientos de años.

[¿Y de verdad crees que podrás hacerlo? Te recuerdo que la mayoría de los hechiceros leales a ese hombre, fueron lastimados por tu culpa, sin miramiento alguno]

La cruel risa de Sukuna resonó en la cabeza de Yuji. El chico estaba sentado en los escalones, mirando sus manos, sintiendo como una boca aparecía en el lado izquierdo de su rostro y empezaba a sonreír con crueldad, moviendo su piel.

―...

―¡Ah! ¿Me vas a responder con silencio? Creí que comenzamos a llevarnos bien después de todos esos muertos―Sukuna rio divertido, lleno de maldad, disfrutando por la tensión que ejerció sobre el adolescente que era su contenedor―. ¿He de recordarte que Inumaki y Todo fueron lastimados por tu culpa? Si hubieras sido capaz de detener a Mahito, dudo mucho que ese patán musculado hubiera perdido su ritual o hubiera sido lastimado. Y si ese hermano tuyo no te hubiera vencido, probablemente yo no habría matado a esas chicas y causado toda la destrucción de Shibuya. Eres tan culpable como...

Yuji golpeó su propia mejilla con el puño izquierdo, haciendo que un ligero dolor recorriera su rostro y la zona golpeada se volviera ligeramente rojiza a causa del directo soltado. Pero surtió efecto y el sabor de la sangre dentro de su cavidad bucal no le importó demasiado. Sukuna procedió a guardar silencio y el chico pudo mirar nuevamente hacia la nada, como si no tuviera nada delante o no pudiera ver lo que realmente tenía a unos metros de él.

Útero MalditoWhere stories live. Discover now