Capítulo 16

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Dos figuras se movían dentro de la sala de entrenamiento. La más corpulenta y alta sobrepasaba la velocidad de reacción de la más pequeña, interceptándola en cada uno de sus movimientos, en cada uno de sus intentos por golpearlo o someterlo. Aprovechando su propia superioridad física, el hombre asestó los golpes justos para sobrecargar la defensa del más joven, ocasionando que el brazo dominante del chico quedara inutilizado, colgando a un lado de su cuerpo y obligándolo a defenderse con el brazo contrario únicamente para defenderse y atacar, reduciendo sus posibilidades de sobrevivir a la tanda de golpes del hombre adulto, quien no redujo su velocidad o intensidad con cada uno de los golpes que dirigía al cuerpo del adolescente. Pero el chico no estaba por rendirse mientras pudiera permanecer de pie y seguir peleando, algo que sacó una siniestra sonrisa de su mentor al ver aquellos ojos castaños brillando con la intensidad de un depredador.

Toji Fushiguro, anteriormente Zenin, era una de las personas que fueron marcadas con una Restricción Celestial, impidiéndole usar la energía maldita (no tenía) y ver las maldiciones, pero dándole un poder físico abrumador que aprendió a usar a su propia conveniencia, volviendo su cuerpo un arma letal con cada una de las artes marciales que aprendió, que refinó, dándole así el título de "Asesino de Hechiceros", uno de los pocos hombres o mujeres del mundo de la hechicería con la capacidad de vencer a un hechicero o una maldición con sus propias manos, con su propia fuerza abrumadora. Y, al contrario que otros marcados con aquella restricción, Toji la vio como un punto a favor, como una verdadera prueba y muro a superar. Verlo de aquella forma, lo hizo evolucionar y ser el mejor sin energía maldita, siendo el único que dejó vivo a su familia por simple capricho del destino.

La elección de Satoru como mentor de Yuji, había sido la más acertada para el adolescente. Según los estudios e investigaciones, Yuji podría haber sido marcado con una "Restricción Celestial" como Maki y Toji, siendo el motivo por el que no despertó el ritual de su madre y por el que no podría usar energía maldita o ver maldiciones antes de ser la vasija de Sukuna, aunque si podía percibir a estas últimas, como demostró en el incidente de su escuela. Haberse comido el "Dedo de Sukuna", le dio a Yuji la forma de usar la energía maldita, despertándola en su interior y dándole un arma más para su cuerpo, el cual no paraba de evolucionar de manera constante tras el "despertar" que había tenido tras su enfrentamiento contra Mahito en Shibuya, lo que lo volvió en un depredador a ojos de Toji y otros como él.

A palabras de Toji, Yuji Itadori era el hechicero perfecto. Contaba con un físico perfecto y la energía maldita para complementarlo. Su evolución constante, volvía impredecible la forma final que el chico tendría y su poder, lo que podría convertirlo en alguien con el talento natural para ser una bestia dispuesta a destrozar a sus enemigos. Si alguien podía vencer a Sukuna, Toji no tenía duda de que sería el chico que tenía delante, con aquellos ojos de depredador mirándolo como si él fuera la presa, a pesar de que estaba sin un brazo y el rostro destrozado por los golpes constantes de su parte.

Toji Fushiguro torció los labios y mostró su sonrisa característica. Si el chico fuera una maldición o un hechicero ordinario, ya lo habría matado. No poseía un ritual como el de Satoru, lo que lo ponía en una posición elevada. No contaba con el guion de su vida para sobrevivir. Yuji Itadori había llegado hasta ahí solamente con sus puños, su incansable voluntad y su propio deseo de mantener vivas a las personas que le importaban, siguiendo las palabras de su abuelo. Ni siquiera parecía importarle que su madre hubiera sido Kenjaku y todo lo que eso implicaba, siendo concebido solo para ser una vasija. Y eso, hacía que Toji respetara al joven mucho más que a cualquier otra persona que estuviera planeando pelear con Kenjaku o Sukuna y era capaz de dejar la seguridad de su hijo en las manos de aquel chico.

Soltando un suspiro que llegó a los oídos de Yuji , Toji bajó los brazos (sus puños mostraban la sangre de Yuji resbalando por sus nudillos) y abandonó la posición de pelea que había tenido hasta el momento, dándole al muchacho una mirada de respeto por unos segundos, antes de hacer que aquel brillo desapareciera y sus ojos volvieran a ser los del "Asesino de Hechiceros", del despreciable Toji Fushiguro que casi destruyó a su propio clan.

Útero MalditoWhere stories live. Discover now