забота о суке

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Con cuidado llevé el plato de comida. Tengo que admitir que mi amada Nana me ayudó. Allí lo vi, acostado en posición fetal esperando a que abriera la puerta. Inmediatamente, se sentó para mirarme fijamente con esos hermosos cielos. Era una fabulosa vista, pero, si no lo alimento correctamente se volverá feo y flaco. Con cuidado acerqué el plato y me senté a su lado.

–Déjame ir. Quiero ir a casa.

Rogó y las primeras lágrimas se empezaron a asomar. Sus ojos ya hinchados suplicaban ser libres. Casi caigo, pero mi amor por él y ganas de tenerlo a mi lado pueden más. Con cuidado acerque la cuchara a su boca y espere a que la abriera cosa que nunca sucedió. Intente convencerlo con calma, mas no funcionó. Todas mis acciones parecían ser ignoradas y eso me enfureció. Con fuerza agarre sus mejillas y lo obligue a abrir la boca. Con cuidado introduje la comida y lo obligué a tragar.

–Quería ser amable contigo, pero es imposible. Me colmas la paciencia.– dije enojado. –Será mejor que abras la boca si no quieres que te obligue a hacer cosas que no te gustaran.

Amenace. Con cuidado solté mi agarre que había quedado marcado en su hermoso rostro de porcelana. Como esperaba, continuo comiendo sin rechistar. Supongo que había aprendido la lección. Después de todo hacerme perder la paciencia es muy fácil. Cuando el plato estuvo vacío, besé su frente con dulzura y salí de la habitación cerrando la puerta como antes había hecho. Lamentablemente, no podía estar cerca de mi pequeño omega todo el tiempo por más que quisiera. Yo también tenía cosas que hacer y una de ellas era... vengar a mi pequeño hermanito.

Entre a la habitación luciendo lo más aterrador posible. Allí la silueta temblorosa de la chica me esperaba. Ya le había informado a mi padre del suceso. Él se encargaría del inútil de mi hermano. Ordené que encendieran la luz para poder observar mejor mis acciones y me acerqué. Sin ningún tipo de cuidado retiré el saco que cubría su cabeza.

–¿Sabes quien soy?–pregunté. –El heredero de la familia Lermontov.

Añadí. Adoraba hacer esa pregunta y ver como empezaban a temblar.

–Tú utilizaste a mi hermanito y nadie hace eso.

Dije enojado.

–¡Púdrete!

Exclamó escupiendo sobre mi cara. Jamás pensé que fuera así. Los gustos de mi hermano se basaban en chicas elegantes y sumisas. No zorras que se comportaran como hombres.

–Escúchame zorra– ordené agarrando su cuello – Ahora mismo todos estos hombres podrían hacer una orgía contigo si se los ordenó y eso no te gustará. Créeme. Así que cierra esa bonita boca tuya si no quieres acabar llena de chupetones en una carretera abandonada.

Amenace. La chica se tensó y me miró con terror. Con cuidado acaricié su rostro y en cuánto llegué al punto perfecto de su mejilla izquierda golpee su rostro. La sangre comenzó a salir por su nariz y en lo único que pensé fue "Que débil es". Sin cuidado alguno golpe su vientre con tal fuerza que vomito sangre. Seguramente también sea estéril, pero ese es mi objetivo. Tras este fantástico inicio decidí hacer algo más divertido. Según mi orden mis hombres cubrieron su boca y le quitaron la ropa. Completamente desnuda y con las piernas abiertas, justo como mi hermano la quería.

–¿Mi hermano te tocaba así?

Pregunte acariciando su vagina, poco a poco empecé a introducir mis dedos. Ella me miraba con terror. Sin duda está temblando, pero, nadie puede negarse al placer.

–Tu cara me da curiosidad– dije con tono burlón –Supongo que muchas veces lo hizo, pero ¿Tocó tu trasero?

Mi hermano odia ese huequito en especifico. Por eso nunca ha estado con un omega. Sin piedad la puse en cuatro e introduje un juguete sexual. Al principio solo había dolor en su expresión, pero luego se transformó en placer.

–Tu pene.

Rogó.

–Lo haría, pero tu culo no me excita tanto como el de mi omega.

Respondí. Al recordarlo detuve mi acción y llamé a Caesar.

–Golpea ese delicado rostro, hagan que mi hermano vomite al verla.

Ordené y entre a la casa.

Peligro RusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora