2. Día de fiesta

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Chiara se encontraba durmiendo cuando llamaron al timbre. Bostezando, miró la hora en el reloj de su mesilla: las 9:30h. Se puso rápidamente una sudadera, el pantalón del pijama y sus zapatillas. Cuando estaba saliendo de la habitación el timbre volvió a resonar por todo el piso.

-¡Voy! -gritó Chiara tratando de ganar tiempo.

Cuando llegó a la entrada, giró la llave y abrió la puerta, encontrándose con un chico que llevaba una caja.

-Hola. Vengo a dejar un paquete. -dijo el chico.- Estaba la puerta del edificio abierta, por eso no he llamado al telefonillo.

-¿Paquete? -dijo la morena.- No he pedido nada.

-¿No vive aquí Violeta Hódar?

La cara de la chica cambió en cuanto escuchó el nombre de su vecina.

-Al lado. -dijo Chiara señalando con el dedo hacia su izquierda.

-Perdona. -dijo el chico rápidamente.- Muchas gracias y lo siento por la equivocación.

-Tranquilo. -respondió Chiara antes de cerrar la puerta.

«Lo que me faltaba, que viviera aquí» pensó la menorquina.

Aunque no había tenido más que un encuentro con su vecina, no había sido un comienzo muy agradable para ninguna. Cuando se disponía a volver a su cuarto, el timbre volvió a sonar. La medio inglesa pegó un suspiro y se dio media vuelta, volviendo hacia la entrada, cuando abrió la puerta se encontró de nuevo con el repartidor.

-Perdona otra vez. -dijo.- No está en casa, ¿puedo dejártelo aquí?

-Claro. -dijo a duras penas Chiara, pensando en que más tarde tendría que interactuar con su vecina otra vez.

Después de dar sus datos y de recoger el paquete, la morena lo dejó en el suelo de la entrada y se fue hacia la cocina a prepararse el desayuno, ya se había desvelado y no creía que fuera capaz de volver a dormirse.

Chiara estaba intentando aprovechar para descansar al máximo antes de empezar el nuevo trabajo. Iba a estar por las noches tocando y cantando en el bar, por lo que sus horarios iban a cambiar por completo. Aunque por el momento le servía, la morena sabía que tenía que buscar algo más para el resto del día, además de seguir promocionándose como compositora y tratar de trabajar en sus canciones.

Cuando terminó de prepararse todo, se sentó en el sofá y, cuando iba a tomar la primera cucharada, su móvil se iluminó. Chiara cogió el móvil y vio que había varios mensajes en el grupo que tenia con Ruslana y Martin preguntando que tal había ido la mudanza. La morena respondió a los mensajes e invitó a sus amigos a que se pasaran por el piso esa misma tarde. Era sábado y hacía mucho tiempo que no los veía, por lo que pensó que era buena opción pasar la tarde con ellos.

Ruslana contestó al momento aceptando la invitación y Chiara dejó el móvil para desayunar, pensando en que después tenía que bajar a comprar algo para esa tarde.

•••

La morena subía las escaleras del edificio con una bolsa en cada mano. Al llegar a su piso vio a la pelirroja parada enfrente de su puerta, que giró la cabeza observando como subía.

-Ya era hora. -dijo con una mano apoyada en la cadera.

-¿Perdón? -dijo la morena dejando las bolsas en el suelo para sacar las llaves.

Pared con Pared | KiViWhere stories live. Discover now