Pared con Pared | KiVi

21. Terapia de choque

Chiara conducía el coche de Martin con la mirada fija en la carretera mientras tarareaba la canción que el vasco había puesto. La menorquina levantó la mirada, observando a su amigo a través del retrovisor, que tenía su vista en el exterior de aquel coche.

-¿Martin? ¿Estás bien? -preguntó Chiara, haciendo que Ruslana se girara en el asiento del copiloto para mirar a su amigo.

-¿Yo? Si, claro. -respondió el vasco.

-You look nervous. -continuó la inglesa.

-I'm not. -dijo Martin.- Es que tengo ganas de pasar una semana juntos alejados de todo.

-¿Estás triste porque vas a estar una semana sin ver a tu amorcito? -intervino Ruslana.

-No. -dijo rápidamente Martin.

-Pues si no es por Juanjo... -continuó la pelirroja.- Kiki tiene razón, estás raro.

-Estoy bien, de verdad. -respondió el vasco.

-Bueno, pues sea lo que sea que hay en tu cabeza espero que se arregle con esta semana de vacaciones. -dijo Ruslana.

-Eso, que ya que he conseguido que me dieran esta semana hay que disfrutar. -añadió Chiara.

-Os quiero a tope a los dos. -apuntó Ruslana comenzando después a cantar a todo pulmón la canción que estaba sonando.

Chiara soltó una risa y Martin volvió a quedarse en silencio, mirando otra vez por la ventana. Siguieron su camino en coche hasta que el vasco decidió volver a hablar.

-¿No has hablado nada con Violeta? -le preguntó Martin directamente a Chiara, que bajó el volumen de la música y frunció el ceño.

-¿Si ya sabes la respuesta para que me preguntas? -dijo la menorquina.

-Pero... ¿no has hablado porque no has querido? -apuntó el vasco.- Han pasado dos semanas desde lo que sea que pasase en la discoteca y que no nos has querido contar.

-Muy feo, por cierto. -dijo Ruslana, llevándose un ligero golpe en el brazo de Chiara.

-No he podido. Y esta vez de verdad. -explicó la menorquina.- Me dijo que le diera un tiempo, lo he hecho y esta última semana no he tenido tiempo, he tenido que cambiar todas las clases porque nos propusiste lo de irnos de vacaciones y tenía cosas cerradas.

-Oye no me eches la culpa, haber dicho que no. -dijo Martin.

-No digo eso, Martin. -contestó Chiara.- Pero si que he tenido que cambiar mi semana por completo y no he tenido tiempo a hablar con ella.

-Pero, ¿estás dispuesta? -preguntó el vasco.

-Si, sigo sin saber como contarle todo lo que me pasa, pero creo que esta semana de desconexión me va a venir bien para organizar mi mente. -dijo Chiara viendo por el retrovisor la mueca que ponía Martin.- ¿Qué?

-Nada. -respondió el vasco.

-¿No confías en mi? -preguntó la menorquina.- Esta vez voy enserio, ya me ha dado muchas oportunidades.

-Si, y como la cagues ya no hay más. -añadió Ruslana.

-Si que confío en ti. -contestó Martin.