Capítulo 14 - Extraordinaria

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Alisha nos envió dos semanas atrás la invitación para la fiesta de cumpleaños de Ian, su hijo menor.

Casi olvido que será este sábado.

Por suerte me encargué de enviar cuatro obsequios de la mesa de regalos que compartieron en la llamativa invitación.

Victoria y Valentina se han negado a ir a fiestas infantiles desde el año pasado, pero entre sus castigos tienen el de asistir sin excusa a esta.

A decir verdad, yo tampoco tengo ánimos. Las fiestas de mi hermana son tan ostentosas y se la pasa presumiendo todos los dotes artísticos de sus hijos. Ella arma toda una organización para que los tres participen. Termino hastiada de tanto escuchar cómo tocan instrumentos, declaman o cantan canciones.

Su casa es más grande que la mía, y mi hermana se dedica a mostrarme cada mínimo cambio que le hace.

A mis padres les gusta vernos "unidas", por eso trato de tener una convivencia sana y nada más. Entre nosotras existe esa complicidad que sí tienen Vitoria y Valentina.

De camino a la fiesta me dirijo a mis hijas:

—O quitan esa cara o no tendrán internet una semana.

—¿Cuándo nos vas a devolver las tablets? —pregunta Victoria.

—Cuando yo lo decida. Confórmense con tener los celulares dos horas al día.

Ambas se quejan.

No me importa. Tengo que mantenerme firme en las decisiones que tuvimos que tomar su padre y yo. Entre ellas hay varias restricciones y condiciones que deben cumplir.

Llegamos una hora más tarde. Mientras menos tiempo pase allí, mejor.

La propia Alisha nos recibe en el patio trasero. Lleva puesto un vestido largo floreado color amarillo. Su pequeño hijo luce un bonito conjunto de trajecito azul.

Hay ahí más de treinta mesas adornadas. Varias ya están llenas.

Mi hermana extiende sus brazos y me atrapa.

Es raro que haga eso, suele ser más distante conmigo. Se siente como tener amenazantes tentáculos alrededor.

—Bienvenidos. —Les sonríe a mis hijas—. Están preciosas, sobrinas.

Aaron, su esposo, también nos saluda animado. Otra rareza más.

—En la mesa de dulces hay fuentes de chocolate. —Señala con su dedo.

Sigo la dirección que apunta y descubro una larga mesa con bastos postres y tres fuentes grandes donde fluye el delicioso líquido café.

—Ya las vi —comento.

Mis hijas se van directo hacia allá. Después de todo, apenas están terminando la infancia.

Mientras no salgan de mi vista, está bien.

—¿Y Benjamín? —me pregunta mi hermana de manera discreta—. ¿Siguen peleados?

—Le salió un compromiso de último minuto —digo solo para desviar el tema. No me interesa contarle más de mi vida privada.

—Al menos es comprometido con su trabajo. —Alisha suspira—. ¡Ay!, lo bueno que mi esposo sí es fiel —lo dice aliviada—. Yo me volvería loca si lo encontrara como lo encontraste.

Una vez más, sale a relucir la parte que tanto aborrezco de mi hermana mayor.

—Tienes suerte.

Ella sonríe.

—Lo sé.

Apenas voy llegando y ya me quiero ir.

De pronto, alguien sujeta mi brazo.

Detrás de las Puertas ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ