Capítulo 49

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La mesera estaba parada a un costado de la mesa mirándonos con mala cara, llevaba en sus manos lo que habíamos pedido, y Noah como si nada se incorporó en el lugar y le dio las gracias, en cambio yo no encontraba la manera de esconder el rostro en algún rincón.

-Necesitan algo más- Volvió a interrumpir las miradas incómodas entre mi exjefe y yo.

-No gracias, puedes retirarte- Su tono de voz era como de alguien extremadamente cabreado, aunque por fuera se mantuviera apacible.

Una vez ella nos dejó solos y volvimos a la guerra de miradas donde tuve que tomar fuerzas de dónde no las tenía y pensar más como madre, que como una tonta enamorada del hombre que tenía delante de mí.

-No sirve de nada seguir escondiendo las cosas Eva, si no me dices que tanto es lo que te mortifica para que hayas querido esconder a mi hijo o hija, de mí de esa forma y que aparezcas después de meses con la farsa de matrimonio con Wallas>

<La única noticia que tuve tuya fue dos días antes de tu puta aparición en aquella fiesta para reclamar tu fortuna, y luego volviste a desaparecer como un fantasma. ¿A que juegas? ¿Sabes cuánto me preocupé por ti?

-Si lo hubieras hecho, no me habría quedado horas y horas esperándote en aquel faro.

Su vista se nubló - ¿No se te ocurrió pensar que algo me había pasado a mí también?

Negué - ¿Qué le puede pasar al todopoderoso Noah Thompson? - La ironía en mi voz lo cargó más de rabia.

- ¡El puto contrato me puede pasar Eva! -Alzó un poco la voz y varios clientes giraron su cabeza hasta nuestra mesa. -Me quedé atado de manos y pies. Y para rematar quedé bajo custodia inmediata de la policía, y tuve que pasar una noche en la cárcel por agredir a uno de los oficiales.

Bebió un trago de su café y revolvió su cabello. -Necesito por favor que me digas que todo esto es una pesadilla- Su voz se quebró- Que es una puta mentira de que te vas a casar con el idiota de Wallas y que el bebé que viene a camino es quien va a ayudar a romper el puto contrato, dímelo, Eva.

Su mano se aferró a la mía, y juré que en esos momentos el mundo se paró -Todavía podemos ser felices, todavía puedo redimir mis debilidades y cuidarte lo que no pude hacer antes.

La culpa se podía ver en sus pupilas.

-Aun así, te diga que no, ¿vas a hacer el examen de ADN? - Más que una pregunta fue una afirmación, por la forma en que me flaqueó la voz.

- ¿Por qué me lo ocultabas Eva? ¿Por qué me tuve que enterar de esta forma? ¿Por que te alejaste y no me dejaste protegerte?

Una risa irónica salió de mis entrañas. - ¿Protegerme? Desapareciste por días antes de que tomara la decisión de ir a Florida. Me intentaron asesinar tres veces, y una fue siendo algo tuyo. En ninguna de las tres te vi conmigo.

-Porqué tu no lo dejaste.

-Da igual, no fue mi culpa que no estuviéramos juntos. Y además tenía que alejarme porque tu padre podía matar a mi bebé si se enteraba que era tu hijo.

- ¿Matar? ¿Qué clase de monstruo crees que es mi padre? Él puede llegar a ser un idiota y joderme la vida a mí y a mis hermanos de mil formas, pero nunca mataría a alguien.

-Pues casi lo hace, tu padre ayudó a que me capturaran para matarme, y si no fuera por David estaría con un tiro en la frente por su culpa y la de Bela.

- ¡Mientes!

-Encara a tu hermana y dile que lo cuente todo. Encara a tu padre también, hazlo y después déjanos a mí y a mi hijo fuera de esta situación y tu vida para siempre, porque te juro que, si intenta hacer algo en contra de mi bebé, lo mato con mis propias manos.

Todos en el pequeño lugar nos miraban, y aproveché la calentura del momento para levantarme e intentar largarme de allí, lo más lejos posible mientras Noah tiraba al suelo las pocas cosas que quedaban en la mesa.

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