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Los labios de MinHo se movían con hambre sobre los de JiSung, en un intento de recuperar el tiempo perdido, de demostrarle cuánto deseaba aquello, de hacerle saber que lo sentía.

—No te vayas — murmura entre besos, agarrando la chaqueta del traje rojo de JiSung.

—No lo haré — promete el peliazul en voz baja, después de innumerables besos que dejan sus labios hinchados y aún más rojos.

La boca de MinHo sabía a alcohol y cigarrillos, sus besos eran desordenados y descoordinados, pero a él no le importaba. Le gustaba ser besado de esa manera, le gustaba ser besado de cualquier forma siempre que fuera el mayor quien lo besara. En ese momento, todo lo que JiSung podía ver, sentir y saborear era al castaño, y eso era suficiente. Mientras MinHo lo abraza por la cintura y se acerca más a él, éste se siente el chico más afortunado.

Siente que todo ha valido la pena.

—Min... — lo llama entre respiraciones agitadas y caricias suaves en su rostro.

—¿Sí?

—No vuelvas a apartarme, no vuelvas a hacerme sentir como si no fuera nada para ti.

Las palabras son como dagas en el corazón de MinHo, haciéndole sentir la peor persona del mundo. Aunque sabe que se lo merece, ahora debe hacer todo lo posible para demostrarle a JiSung cuánto le importa, cuánto siente por él.

¿Cómo pudo lastimar a la persona por la que daría todo?

—Nunca más, a la mierda todo, eres mío.

El corazón de JiSung late con fuerza ante esas palabras, su piel se eriza y una sonrisa satisfecha aparece en su rostro. MinHo deja un rastro de besos por su cuello, provocando pequeños y temblorosos suspiros.

¿Y cómo había sido posible que tantas cosas sucedieran en una sola noche?

JiSung no lo sabe, pero tampoco le importa cuando tiene a MinHo de esa manera. Han derribado todas las barreras a su alrededor. Aunque tiene muchas preguntas, muchas cosas que quiere saber, en ese momento siente que tiene todo el tiempo del mundo y puede concentrarse en besarlo.

•••

Los chicos ya estaban bastante ebrios cuando JiSung y MinHo regresaron a la pista de baile. Sus labios estaban hinchados y sus trajes un poco desordenados. Felix fue el primero en lanzarse sobre el peliazul para abrazarlo con fuerza al verlo.

—Dios, JiSung, lo siento mucho, tengo tanto que explicarte — le dice, arrastrando un poco las palabras debido al alcohol.

JiSung le devuelve el abrazo con fuerza, con una pequeña sonrisa divertida en su rostro.

—Quiero saberlo todo, Felixie. Tengo muchas preguntas.

—Lo sé, tendremos tiempo para eso. Pero ahora, disfrutemos de la fiesta.

JiSung asintió feliz al escuchar eso, finalmente podría disfrutar de la fiesta de verdad.

—Creo que podemos hacer eso.

Y así fue, el resto de la noche fue todo lo que JiSung había planeado desde un principio. Bailó y cantó con sus amigos, y se besó con MinHo entre canciones, antifaces y el efecto del alcohol. Todo fue maravilloso, y por un momento pensó que nada en el mundo podría detenerlo.

Bailó tanto que sus piernas le dolían, besó tanto a MinHo que aún podía sentir el fantasma de sus labios en los suyos. Gritó, rió y cantó tanto que su garganta comenzaba a protestar, pero tuvo la mejor noche de su vida y nada parecía poder detenerlo.

A las cuatro de la mañana, sus ojos se volvieron pesados. Aunque no quisiera admitirlo, el sueño era lo único que podía frenarlo aquella noche.

MinHo sonríe divertido al verlo bostezar y se acerca a él, rodeando su cintura con sus brazos.

❝Heart cold as ice blue❞『•MinSung•』Onde histórias criam vida. Descubra agora