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El sábado por la mañana, JiSung se despertó con el sonido de las gotas de lluvia golpeando fuertemente contra los cristales de las ventanas. Entre el olor del incienso y la lluvia, hizo su rutina matutina más temprano de lo habitual. El sol apenas se asomaba en el cielo debido a las espesas nubes, y con una manta gris envolviendo su cuerpo, se dirigió a la cocina para prepararse una taza de té.

El suelo de madera crujía bajo sus pies, y él finalmente sentía que esa casa era el hogar que siempre había deseado.

Eligió su taza favorita con dibujos de patitos y una vez que el té caliente estuvo listo, salió afuera para sentarse en el viejo banco de madera verde que estaba en el porche. El frío del invierno lo golpeaba, al igual que el olor a lluvia, y todo lo que podía ver era nieve, niebla y árboles sacudidos por el viento.

Se permitió llenar sus pulmones con ese aroma que lo hacía sentirse en casa, que lo hacía sentirse vivo. Todo en ese lugar lo hacía sentir como en casa, y tal vez sentía que su vida finalmente tenía algún sentido. Podría jurar que había nacido para estar en esa isla helada, sentado cómodamente envuelto en su cálida manta.

Comenzó a pensar en lo mucho que su vida había cambiado, en cómo había dejado todo atrás antes de huir.

Y lo mucho que todo había valido la pena.

Incluso ahora, cuando la imagen de las llamas y el olor a quemado lo invadían, se preguntaba; ¿cómo la cosa más horrible había podido llevarlo hasta allí?

Una hora después, mientras disfrutaba de su segunda taza de té y tenía un libro apoyado en sus piernas, el Jeep negro de MinHo apareció en el camino de entrada, haciendo que todos esos pensamientos desaparecieran. Sonrió al verlo salir del auto, luciendo unos jeans negros ajustados y un suéter blanco con su típica chaqueta de cuero negra. Tenía las manos en los bolsillos de la chaqueta y un cigarrillo detrás de la oreja.

Su corazón latía fuerte y sus mejillas se ruborizaban intensamente. Porque era jodidamente hermoso y tenía la posibilidad de ser suyo.

—¿Qué haces aquí afuera, ratón? — preguntó mientras se acercaba al porche, un poco mojado por las fuertes gotas de lluvia.

—Me gusta tomar el té aquí — respondió tranquilamente, sosteniendo la taza caliente entre sus manos.

MinHo frunció el ceño mientras se acercaba.

—Pero está lloviendo y hace frío, te vas a enfermar.

JiSung sonrió y rodó los ojos ante sus palabras, pero no se movió de su lugar. Cuando finalmente MinHo estuvo frente a él, el aroma a perfume caro y cigarrillos lo envolvió.

—¿No vas a recibirme?—preguntó, mientras JiSung seguía sentado cómodamente en el banco de madera, sin intención de moverse en lo más mínimo.

—Buenos días, MinHo — dijo con una sonrisa.

El alfa suspiró antes de rodar los ojos e inclinarse para besar sus suaves y rojizos labios. Fue un beso corto que apenas duró unos segundos, pero dejó a JiSung con ganas de más.

—Buenos días, ratón. ¿Te duele la cabeza? ¿Estás mareado? Tengo pastillas para la resaca por si las necesitas.

—Estoy bien — respondió, sonriendo ante la preocupación del castaño.

—Bien — asintió, pasando una de sus manos por su cabello ligeramente mojado.

—Siéntate conmigo — le pidió con una sonrisa.

Y él lo hizo, se sentó a su lado y sonrió tiernamente cuando JiSung le pasó la manta por encima de su cuerpo.

—Muy amable de tu parte—le dijo cariñosamente, a lo que el peliazul asintió.

❝Heart cold as ice blue❞『•MinSung•』Where stories live. Discover now