"La belleza de Las Vegas puede enamorarte, pero también puede destruirte"
Zaiden Gagliardi, expolicía de Las Vegas, es un hombre fiel a que la suerte, inteligencia, astucia e intuición son lo más importante en la vida; mucho más si eres un experimen...
Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.
CAPÍTULO TRES
Involucrarme en el mundo de las apuestas nuevamente debe ser un plan perfecto, Nevan y la detective no pueden enviarme al casino sin un historial previo.
Si la policía está investigando el casino es muy probable que Evanthia y sus hombres ya tengan conocimiento de ello. Debo crear manchas recientes en mi historial antes de hacerme notar, para lograrlo debo recurrir al único hombre capaz de esparcir información sin verse forzado.
Hay un callejón famoso entre los adictos de la ciudad, cruzando la puerta está el lugar donde encuentran la mejor droga que puedas conseguir en la ciudad.
El olor de la marihuana invade mis fosas nasales con cada paso que doy entre los pasillos y habitaciones una vez que entro. Podría salir drogado con inhalar el humo del lugar, en cada sillón del lugar hay personas completamente drogadas, algunas ríen sin sentido, otras solo se quedan quietas y una parte más decide desnudarse y sentir la piel del contrario. Apenas puedo distinguir sus rostros por la oscuridad del lugar y las luces rojas.
—Veo que sigues organizando a tus adictos por habitaciones —hablo cuando llego a la habitación azul.
Él me mira perdido en sus pensamientos
—Creo que esta mierda ya hizo efecto porque estoy viendo fantasmas —comienza a reírse mientras se pone de pie—. Hombre, no te veía en años —Se sujeta de mi hombros para no caerse—. Estás más alto. ¿Sigues consumiendo? ¿Quién te distribuye ahora?
—Sabueso —Lo saludo por su apodo—. No he consumido en mucho tiempo, pero el trabajo me tiene estresado ¿Sabes de lo que hablo?
Me mira con una sonrisa antes de sonreír.
—Viniste por algo para relajarte.
—Tarde o temprano volvemos ¿No? —sonrío seguro de mis palabras «Debo recuperar tu confianza»—. Tú mismo lo dijiste.
Sabueso hace una seña a una de las camareras sin dejar de verme.
—Trae una bebida para mi viejo amigo, que empiece con algo ligero —La chica se retira al instante—. Ven conmigo, iremos a la habitación verde, tantos olores van a marearte.
. ♧ .
Las botellas se acaban tan rápido como llegan a la mesa que Sabueso escogió, mi resistencia al alcohol es buena, para este punto solo él está ebrio, no ha parado de hablar sobre su negocio desde que comenzó a beber y si hay algo que amo de los alcohólicos y drogadictos es la facilidad con la que puedes obtener información de ellos. Comienzan a contarte todo ellos mismos sin necesidad de preguntar, solo debes guiar la conversación a tu favor para obtener lo que quieres.
