Casino de secretos: La misión decisiva

CAPITULO VII

CAPÍTULO VII

Asistir a la iglesia no era un gusto propio, no me considero religioso, pero a mi exprometida le gustaba mucho asistir a la iglesia cada domingo y terminé adaptando esa costumbre tras cuatro años de relación e iba cuando necesitaba un poco de calma y tranquilidad. Cuando me involucré con las drogas, en consecuencia de mi trabajo, ella intentó mantenerme en la religión como una ayuda para superar esa etapa.

No le hice caso.

Nunca accedí porque la misión requería de un consumo de drogas moderado cuando estaba en compañía de los criminales, pero ese consumo se fue haciendo más grande con el paso de los días.

Mi cuerpo pedía más y mi cerebro no era capaz de negárselo.

Tras rehabilitarme encontré calma en las iglesias, venir a pensar es nostálgico, pero logra tranquilizarme y darme claridad. Solo debo sentarme en completo silencio con los ojos cerrados hasta que toda la carga que siento en mis hombros se esfume.

Es liberador hasta cierto punto.

Lewis no me acompañó hoy, quiso quedarse e investigar más sobre Evanthia, aquella mujer castaña que destila juventud y misterio. Evanthia es como un enigma, por fuera luce como una mujer impenetrable, pero sigue siendo como cualquier ser humano, solo debo averiguar como derribar esa corteza que oculta sus secretos.

—Tuve el presentimiento de poder encontrarte en este lugar —Abro los ojos moviendo mi cabeza en dirección a la voz—. Antes de irse, Brielle me contó que solían venir aquí juntos.

—¿Qué quieres, Nevan?

No tengo ánimos de discutir con él o de golpearlo. Mucho menos de escucharlo hablar sobre mi exprometida.

—Disculparme —No hablo y lo dejo continuar una vez sentado junto a mí—. Sé que estuve mal por no defenderte frente al oficial y la detective, pero por primera vez en mi vida me quedé en blanco. ¿Qué sucedió en el casino, Zaiden? ¿Cómo ganaste?

Si me ponen a elegir, la persona en quien más confío dentro del departamento de policía de Las Vegas es Nevan, pero sé que justo ahora su lealtad está con ellos, no conmigo. Nevan no es capaz de darme su total lealtad por miedo a seguir mis pasos y quedarse sin empleo.

Estoy por contarle todo sobre el viernes, pero el recuerdo de mi firma en el trato de confidencialidad me ataca en segundos.

—No puedo decirte que sucedió, solo puedo decirte que la suerte volvió a mí.

—¿Por qué no puedes contarme?

—Temo que me asesinen si lo hago —Lo miro con una ligera sonrisa—. La muerte no está en mis planes, Nevan. No todavía.

Ambos nos quedamos en silencio observando la estructura de la iglesia y los vitrales que la adornan.

—El departamento está reclutando a nuevos oficiales —Suelto una risa seca al escucharlo—. Quieren a alguien que pueda cumplir con tu misión.