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—¿Qué?

—Si quiero hacerlo yo, la manera de detenerlo es esa. El clan al que pertenece mi familia es el único que comete estos asesinatos.

—Tiene que existir otra opción.

—Sí claro. Dos más. Verter mi sangre. —rio sin gracia. —Lo que viste sobre la mesa, es el recuento de asesinatos. Dentro de ese cuenco está la sangre de todos a los que han matado. —Seokjin tenía la vista fija en las ventanas. —La otra manera es esa, que mi padre me mate a mi. Que mi sangre se mezcle con la de todos ellos.

—¿Cómo sabes eso?

—Una vez, cuando empecé a idear el terminar con esto, me metí toda una noche en la biblioteca. —al fin fijo su mirada sobre mi. —Revise muchos de los libros hasta que encontré los primeros, con la explicación de los rituales y todos sus métodos y reglas. Y di con uno que narraba la manera de detener su venganza. Alguien antes que yo quiso detener esto supongo. —continuó.—En fin, resumiendo todo, si están satisfechos con su venganza uno de los líderes del clan deberá tomar la sangre de alguno de sus hijos y verterla en el cuenco. Cada año el líder cambia, para que entre todos puedan cubrirse. Este año era el turno de mi abuelo. Pero como falleció, es mi padre quien está a cargo.

—¿Qué hay de la policía?

—Hay gente más poderosa que ellos detrás de todo esto. —suspiró cansado. —Deberías ir a dormir. Mañana veremos que más podemos hacer.

—Esto es una locura. —dije frustrado.

—Lo sé. Por eso te trataba así. Sabía lo que mi padre quería. Pero no es fácil contárselo a alguien y que lo crea. —se acercó hasta donde estaba. Sentí el calor de su cuerpo. —Yo no quería que te pasara algo. Pero no podía intervenir. No directamente. Si te lo contaba antes era incluso más peligroso para ti. Mi padre hubiera hecho lo imposible por retenerte por la fuerza. Te hubiera atacado desde antes. Estoy seguro.

—¿Por eso querías que renunciara?

—Sí. Las muertes de mi padre incluyen el contrato que firmaste cuando te contrato. —su mano viajó todo un mundo hasta que se coloco sobre mi rodilla. Sentí mis mejillas calientes. —Si renuncian antes de que este termine, él tiene que buscar a otra persona. Hay un tiempo determinado para llevar a cabo su ritual. Durante los meses que estás en la biblioteca el va consiguiendo lo que necesita, incluyendo un poco de tu pelo.

Sentí como su mano se movía hasta mi cabeza.

—¿Qué?

—Un poco de tu pelo. Y el puede iniciar el ritual Yoongi. Controlan a sus víctimas bajo una especie de hechizo. —sentí como me acariciaba. —Los hacen obedecer. Así es como logra meterlos en el sótano.

—No puedes matar a tu padre Seokjin. —dije con la voz amarga, aparte su mano de mi. —No creo que sea fácil.

—No lo es.

—Va a defenderse Seokjin. Me estás diciendo que hacen rituales y hechizos. Tu padre debe estar preparado para todo. ¿Cómo se supone que lo hagas? —el estrés ya estaba en mi contra. Comenzaba a sentirme inquieto.

—Yoongi...

—¿Cuál es la otra opción?

—Yoongi...—sabía que quería detenerme.

—¿Cuál es la otra opción Seokjin?

—Que derrames mi sangre tu.

—¿Qué?

—El sacrificado puede detener la venganza si derrama la sangre del hijo vivo. —me miró con una sonrisa. —La herida debe ser a mitad del cuerpo, dejarlo sangrar por siete horas y si sobrevive...el sacrificado deberá herirse a sí mismo y derramar su sangre en conjunto en el cuenco. Haciendo el pacto de paz. El hijo vivo no tiene garantizada la muerte. O la vida.

—Seokjin...—me había quedado sin palabras.

—Si te crees capaz. Dejaré que lo hagas. —me miró ensanchando su sonrisa pero con los ojos tristes. —Si crees que puedes hacerlo, te ayudaré a detener esto. Si quedo o no con vida. No me importa. —

—Yo...

—Vamos a dormir. —se levantó dejándome en el sofá. —Necesitas descansar. No tenemos mucho tiempo.

—Seokjin...

—En la habitación tienes todo lo necesario para dormir. No pasarás frío. —me aseguró.

—No quiero dormir solo. —acepté con vergüenza. Estaba muerto de miedo. —Por favor.

Asintió. Regreso por mi y me tomó de la mano guiándome hasta su habitación. Deje que lo hiciera. Estaba tan cansado.

—¿Qué pasará mañana? —pregunté cuando empezó a acomodar la cama para que nos acostáramos.

—No lo sé. —confesó.

*
*

El sueño no llegó con facilidad. Para ninguno de los dos. Podía sentir los movimientos y escuchar su respiración. Seokjin no dejaba de suspirar, me aferré a las sábanas y cerré los ojos con tanta fuerza como pude. Quería quedarme con la mente en blanco y olvidar todo lo que había pasado.

—¿No puedes dormir?

—No.

—Lo lamentó. —me dijo y su mano encontró la mía entre las sábanas.

—No es tu culpa.

Nos volvimos a quedar en silencio. Ambos miramos el techo por horas. Tomados de la mano, sin decir una palabra. Hasta que nos quedamos dormidos sin darnos cuenta.

*
*
*

Hola

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Hola. Cherry por aquí dejando un nuevo capítulo.

He tardado un poco jaja porque por cosas de la vida volví a enfermarme y estuve un poco mal peroooo parece que ya todo está bien.

Así que ...ojalá les guste este capítulo.

Muchas gracias por el apoyo.

Nos leemos pronto.

—Cherry🍒
Fighting

La biblioteca del señor Kim Where stories live. Discover now