-𝐓𝐄𝐍-

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Era la quinta luna del año 129. Habían pasado algunas semanas desde la llegada de la princesa de Dragonstone a Desembarco. El rey mejorada cada día considerablemente mientras más tiempo pasaba con toda su familia, pero pagaba el precio de alejarse aún más de sus hijos con su segunda esposa, la reina Alicent Hightower.

La que más lo pasaba mal era la princesa más joven del rey, que había estado durante varios días bajo el efecto de tés para calmar su molestia. No aceptaba las visitas a sus aposentos a nadie, a menos que fuera sus criadas y los maestres que la atendían. Ni siquiera su madre era bienvenida a su habitación. Eran días y noches de silencios tormentosos o de gritos abrumadores en la recámara de la princesa Visenya, que podían llegar hasta los oídos de su padre Viserys.

Al mismo tiempo, el vástago mayor de la princesa Rhaenyra, intentaba ingresar a los aposentos de su tía para saber sobre su estado. Cada mañana y noche iba y tocaba la puerta, sin obtener alguna respuesta.

-Nia, ¿hoy bajarás?- preguntaba el castaño posando su oreja en la puerta. No recibió alguna palabra ante la cuestión y se alejó -Esta bien, sigue descansando- Jace se retiró llevando consigo la bandeja con la cena que él mismo había llevado el día anterior

Camino hasta la cocina para dejar la bandeja, para después seguir su camino hasta el comedor, donde desayunaban toda la familia de su abuelo -incluyendo a Lord mano- que esperaban la llegada del menor. Se posó delante de la puerta hacia la sala, los caballeros la abrieron, dejándolo entrar sin ningún problema. Todos ya habían comenzado a comer, pero pararon para saludar al primogénito de Rhaenyra.

-Buenos días, príncipe Jace- dijo el rey dando paso a que su nieto tomara asiento -¿La princesa Visenya nos acompañará?-

-Ella sigue cansada- contestó Jace, dejando paso a las criadas para que prepararan su lugar y sus alimentos

Viserys soltó de golpe en la mesa, el tenedor que sostenía en su única mano -Ser, valla a los aposentos de la princesa y dígale que su rey pide que baje con su familia- ordenó el rey al caballero detrás de él

-Viserys, nuestra hija a estado algo cansada. Hay que dejar que repose- replicó la reina Alicent, así el Ser volvió a su lugar

-A reposado suficiente Alicent- respondió el mayor a su esposa -Ahora su rey le exige bajar a convivir con su familia-

El caballero estuvo a punto de ir a cumplir el encargo del rey, pero la entrada a la sala fue abierta por la llegada de la princesa Visenya. Todos la observaron de pies a cabeza, su cabello estaba suelto y su vestimenta no era una impecable, como se acostumbrada a vestir la princesa.

-𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔- | 𝘑𝘢𝘤𝘢𝘦𝘳𝘺𝘴 𝘝𝘦𝘭𝘢𝘳𝘺𝘰𝘯  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora