-𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔- | ❛Después de años sin tener contacto entre las dos familias reales. La princesa heredera, regresó a King's Landing junto a toda su familia en un intento de defender el nombre de sus hijos ante la corte.
Esto revivió relaciones tant...
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Con la victoria ganada, pero a un alto precio, Visenya dejó atrás el campo de batalla al atardecer, las últimas luces del día iluminando las colinas y los ríos de Molino Quemado. Al lado de su fiel dragona Stormfyre, quien permanecía en silencio, emprendió el vuelo de regreso a Harrenhal. Mientras sobrevolaba el terreno que acababan de ganar, la escena se sentía sombría. La victoria tenía un sabor amargo, pues Samwell Blackwood había caído en la lucha, y su hijo Benjicot, apenas un adolescente, heredaba un título que llegó demasiado pronto.
La noche caía cuando llegó a Harrenhal, y el crepúsculo teñía el cielo de tonos grises y rojizos. La fortaleza, imponente y oscura, parecía aún más sombría en la penumbra. Al aterrizar, Visenya sintió el peso de la batalla en sus hombros; no solo la fatiga física, sino también el agotamiento emocional. El aire de Harrenhal estaba cargado de humedad y un frío que calaba hasta los huesos, como si la misma fortaleza presagiara los horrores de la guerra.
Los guardias de Harrenhal se apresuraron a recibirla, inclinándose con respeto mientras ella descendía de Stormfyre. Con paso firme, pero sin la energía habitual en su andar, se dirigió hacia el interior del castillo, su mente aún en los momentos críticos de la batalla, los gritos de guerra y, sobre todo, la última mirada de Samwell.
Dentro de Harrenhal, una serie de antorchas iluminaban el camino hacia sus aposentos, y allí la esperaba Daemon, con su expresión indescifrable. Observaba su llegada con una mezcla de admiración y preocupación, pero no dijo nada de inmediato. Visenya sabía que él ya habría oído de la victoria, y seguramente de la pérdida de Samwell.
—Bienvenida de vuelta. —dijo él finalmente, con una pequeña sonrisa formada en sus labios. —Veo que disfrutas de tu gloria..
Visenya lo miró, su expresión cansada pero decidida.
—Costó más de lo que imaginé.. —respondió, quitándose los guantes de cuero manchados y sentándose en una de las sillas cerca del fuego que ardía en la habitación. —Lord Samwell cayó... y su hijo ahora carga con el peso de una casa que apenas y se recupera..
Daemon asintió, cruzando los brazos mientras la observaba en silencio, dejando que sus palabras calaran en el aire.
—Sabía que Samwell era leal. Pero los Bracken y sus aliados siempre han sido un veneno en estas tierras. —murmuró Daemon, apretando la mandíbula. —El niño aprenderá con el tiempo, y estoy seguro que mantendrá el juramento de su padre.
Visenya sostuvo su mirada, ahora una desconcertante. Podría esperar todo de ese hombre, y no podía sorprenderle menos que se tomara a la ligera algo como eso. Quiso ignorarlo, hasta que su presencia volvió a molestarle.
—¿Qué haces aquí? —cuestionó con disgusto, mostrando una mueca en su rostro.
Daemon dejó escapar una leve risa al notar la molestia de su sobrina.
