Capítulo 6

5 1 0
                                    


—¡Eso es fantástico! —exclamé con la mirada perdida en la pared blanca del frente, pero cuando lo sentí volver la cabeza en mi dirección, por un momento tuve que mirarlo a los ojos.

Estos se le estrecharon cuando sus mejillas subieron en una sonrisa genuina y me miró con tanta intensidad, que tuve que volver a mirar por detrás de él; hacia la pared en blanco.

—No, ahora viene lo mejor. —Me advirtió inclinándose más al frente—, y es que después empezó a lloviznar y..., ósea, no muy fuerte, pero sí que tuvimos que refugiarnos debajo de una pequeña palmera que había sembrada en un círculo de tierra en medio de la calzada y mientras la lluvia nos caía a chorros ella sacó una sombrilla...

Hizo una pausa y fue cuando volví a mirarle. De espaldas a su pupitre pero de frente al mío apoyado con los brazos sobre el respaldo de su silla, nuestras miradas se encontraron otra vez y fui consciente del ligero rubor que le cubría las mejillas en combinación con sus pupilas dilatadas.

¿Le estimulaba recordar lo que decía? O por el contrario ¿le estimulaba lo que tenia en frente? Pero antes de que pudiera responder, él estalló en una risa.

—¡Estaba rota!. —Se rio dándose una palmada en la pierna mientras yo lo miraba como sorprendida—. Rota Chloe. —Volvió a decir—, y en ese momento se me ocurrió hacerlo un comentario chistoso sobre si quería una nueva, ella solo rio..., y allí estábamos los dos debajo de su sombrilla. Claro que yo me mojaba la espalda porque hacía rato que no comía nada y aunque quería, tenía miedo de acercarme demasiado a ella y que al hablar, bueno, ya sabes.

Mirando hacia la puerta me di cuenta que bien podía seguir mirando el rostro sudado de Albert o mejor aún, la pared en blanco que rodeaba toda la pizarra allá delante del aula. No había nada interesante para mi allá fuera en los pasillo y mucho menos en el interior del salón de clases.

En la puerta, Erick Madison custodiaba la entrada junto a su novia, Kristie. Y como sabía que cuando estos dos no se estaban besuqueando en la parte trasera del aula custodiaban la puerta para que otros lo hicieran en su lugar, intuía que detrás de nosotros se estaba desarrollando una escena de porno francés y solo tenía que...

Estuve a punto de girarme sobre la silla pero no lo hice, me vi tentada, pero la verdad no me importaba quiénes lo estuvieran haciendo en aquel momento. Apoyando mi cabeza en una mano miré de nuevo a Albert que decía:

—...Cuando llegamos a la casucha del parque ¿qué crees que pasó?.

Enarqué las cejas antes de preguntar:

—¿La besaste y ella te correspondió? —Y volví a mirar hacia la puerta.

No había ni rastro de Laura y aquello estaba mal, era como si mi objetivo del día; el que no tenía nada que ver con tomar las clases, se hubiera esfumado.
Albert hizo una pausa que me llenó de intriga y de repente me sentí obligada a mirarlo. Al principio lo vi dudar, pero luego admitió:

—No, no me atreví a hacerlo —confesó aquello como si le costara trabajo.

Observé en su rostro un deje de ¿arrepentimiento?¿tristeza? ¿sincera agonía?. Y después de escuchar tal declaración, acabó todo. La única pizca de curiosidad que me había invadido hasta ese momento desde hacía casi diez minutos que había empezado su relato, se disolvió al decir aquella respuesta tan banal.

—¿Por qué no lo hiciste? —pregunté, sin la menor pizca de interés y casi por obligación.

Él se encogió de hombros mirando algo por encima de mi cabeza, ¿a los amantes de la parte trasera?; al parecer sí porque lo siguiente que dijo antes de relamerse el labio inferior fue:

Dominando al Fuck BoyWhere stories live. Discover now