Lord Nigth: El Guardián De La Noche

VIII

나 원해 말보다 아이컨택
na wonhae malboda aikeontaek
이유는 대지 마 짜증 날 거만 같아 나
iyuneun daeji ma jjajeung nal geoman gata na
한 번만 한 번 더 사랑스런
han beonman han beon deo sarangseureon
눈 빛으로 날 바라봐줘
nun bicheuro nal barabwajwo

Look at me
Twice



Hace más de media hora que llegue al sitio donde se suponía que debería estar la sombra según mi instinto y el puto collar que cargo en el puto cuello, pero para mí gran sorpresa lo único que encontré fue una fábrica abandonada la cual parecía que en cualquier momento se derrumbaría.

También era muy parecida a una que ví en una serie de zombies.

Además, era muy aterradora y la verdad prefería irme que entrar a ese lugar.

Por muy guardián que sea, odio los lugares abandonados y todo desde que empecé a ver películas de terror con Alan.

El aro y el payaso It fueron mi perdición...

—Aterrador ¿No? —Menciona Black Lady de repente ocasionando que brinque del susto—Hay que entrar.

—¿Qué? —Exclamo atónito —¡Por supuesto que no!

—¿Le tienes miedo a la oscuridad, Mi lord? —Se burla ella mirándome altivamente con esos ojos verdes que se cargaba.

¿Y a ésta qué?

—En primer lugar; no me llames Mi lord —Ella rueda los ojos y comienza a caminar decidida hacia el interior de esa fábrica ignorandome por completo —Y en segundo lugar, no le temo a la oscuridad.

—Por supuesto Mi lord —Recalca ella mientras se perdía entre la oscuridad de ese lugar.

Mierda.

Decido caminar hacia el interior de la fábrica porque se supone que soy el "líder" y al hacerlo una brisa helada me recorrió de pies a cabeza.

Algo andaba mal

—¿Tu también lo sentiste?—Me pregunta mi compañera y yo asiento analizando cada rincón de aquel tenebroso lugar.

Ambos guardamos silencio al escuchar unas fuertes pisadas provenientes del piso de arriba, no fue necesario mirarnos a los ojos para entender que debíamos ir hacia allá rápidamente.

Ambos comenzamos a subir las escaleras rápidamente pero nos detuvimos al escuchar un llanto provenir de algún lugar de la fábrica.

El sonido hacía eco en las paredes y por eso no podía distinguir bien de dónde venía.

—¿Hay alguien más? —Pregunto mirando a mi compañera a lo que ella terminaba de subir.

Hice lo mismo y me petrifique al ver la escena.

Había un hombre atado de pies y manos en uno de los muros de aquella fábrica y lo más escalofriante de todo el asunto es que estaba atado con una cuerda llena de clavos que se clavaban en su piel sin piedad.

La sangre goteaba y caía con un ruido sordo directamente al piso, el sujeto no podía moverse ya que si lo hacia, los clavos se clavaban más en la piel de sus muñecas, tobillos y cuello haciendo esta una tortura inimaginable.

—Hay que ayudarlo —le comunique a mi compañera y con un asentimiento por parte de ella, ambos comenzamos a acercarnos rápidamente al hombre.

Al llegar solo saque mi espada y con el filo de esta comencé a cortar la soga tratando de evitarle un dolor más intenso al pobre hombre, el cual me miraba atónito.