v e i n t i u n o

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Eso de que iba a parecer que traía puesta una falda no era broma, pero mientras no se me resbale, la verdad perder mi estilo es lo de menos cuando pienso en estar cómoda

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Eso de que iba a parecer que traía puesta una falda no era broma, pero mientras no se me resbale, la verdad perder mi estilo es lo de menos cuando pienso en estar cómoda.

Antes de cruzar el pasillo ahora sí me detuve a ver la foto con más lujo de detalle. Es una bonita familia risueña de cinco personas. Mamá, papá, un niño de a lo mucho cinco o seis años, una adolescente y seguido el de los hoyuelos, BangChan. Vaya, BangChan se parece demasiado a su papá, pero el resto de lo que parece indicarme son los hermanos están idénticos a la mamá, una copia de ella.

Eso sin mucho rodeo me hace concluir que BangChan debió de haber sacado el carácter de su madre. Es ley como el primogénito varón de la familia.

Y hablando de Ricitos, entrando a la cocina no pudo aguantar la risa.

—¡Te lo regalo si así planeas verte de tierna!

—Estás enfermo, ricitos —deja el plato de comida frente a mí, y el suyo a mi derecha. Antes de llegar a su lugar saca el ketchup de la nevera, y un par de latas de refresco de naranja.

¿Le habré pegado el gusto?

—Nuevo apodo —dijo llegando a sentarse.

—El mismo de siempre.

—No cambiemos el tema, no juego al decirte que te ves tierna —me hace entrega de la botella de tomate dulce con una de sus típicas sonrisas adornando el rostro—. Te estaré regalando ropa mía solo para burlarme de ti —Y aquí vamos con su tono de voz divertido.

—Ni siquiera hace falta que hagas eso para burlarte de mí, todo el tiempo lo haces —hundo mis hombros con bastante obviedad.

—No, lo que hago es ponerte nerviosa. —De reojo veo en cuanto ladea la sonrisa— Ni creas que para eso estoy ciego.

Ujum —chupo la parte del dedo que se me mancha de ketchup, antes de seguir bañando a mis nuggets—. Síguete fumando harina de trigo para que te pongas más alucinante que de costumbre.

—Anda, Gigi, puedo hasta oler tu nervio.

—¿Siempre has sido así de molesto? —chillo. Mis ojos se achican y lo veo irritada—. No recuerdo que me hayas hartado tanto con esos comentarios tan fuera de lugar.

Después de la comida llena de reclamos míos y burlas suyas, regresamos a su habitación ya que a mi trasero le fascinó la suavidad del colchón. Además, su cuarto es muy fresco.

BangChan mantiene sus piernas cruzadas, sentado como un buen samaritano delante de mí. Decide darle el lujo a mis piernas de que se estiren; No estoy acostada, mi espalda se apoya en la cabecera de la cama.

—Habías mencionado a tu familia hace rato.

—Ah, sí —asiente cerrando sus ojos.

—Los debes de extrañar mucho, ¿no?

idfc | Bang Chan; Stray Kids (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora