Siempre que Giselle trata de evitar problemas se ve envuelta en otro mucho peor que en el anterior, y todo involucra a un rubio que le gusta sacar su lado travieso con ella solo para molestarla... Aunque eso le comenzará a beneficiar a Giselle.
La...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Aunque logro anotar, vuelvo a agarrar la pelota para seguir jugando.
Llevo todo el fin de semana en casa de mis abuelos maternos junto a mamá, aunque quizás planee quedarme toda la semana. Por fin, luego de tantos meses por fin llegan mis cuatro días libres de maquetas, ¿y qué se supone que haga en todo este tiempo? Tratar de no caer en la locura. Ya no tengo que estarme apurando por entregar trabajos, vaya, estar en un ritmo tan pesado después de tantos meses seguidos, ahora tengo que volver a acostumbrarme a estar en paz por estos días, ocupar mi cabeza en otra cosa.
Aunque extraño demasiado a BangChan.
Apagué mi celular desde el jueves. Llevo cuatro días sin saber de mis amigos, sin saber del pelotudo de BangChan. He pensado en encender mi teléfono y pedirle que venga a visitarme pero, lo menos que quiero es volver a sentirme mal, y peor aun que BangChan no tiene idea de lo que me pasó con Haan.
Ya se entiende, ¿no? Tener que revivir ese recuerdo por contarle lo que sucedió.
—¿Nena?
—Hola —Mi abuela entra al patio con un vaso de agua en mano, pero pasa a dármelo.
—¿Cuánto tiempo llevas jugando?
—Umh, una hora, creo —dije luego de tragar. La abuela me pide que le regrese el vaso ya vacío.
—¿No tienes hambre?
—Sí, en un momento más entro a cenar.
Mis abuelitos soy muy buenos tratando de hacerme sentir mejor, es por eso que no dejo de repetir platos, me gusta cenar con ellos, platicar sin parar. Mamá también se vuelve muy parlanchina con ellos, pero justo ahora está dormida. Louis no pudo hacernos compañía por el trabajo, y para cuando se desocupe seguramente nosotras ya habremos vuelto a casa.
—Oigan, una pregunta. —Con el tenedor juego con la pechuga de pollo. De la nada me puse muy nerviosa— ¿Me dejarían invitar a un muchacho?
Ya a la mierda. Me urge ver a BangChan.
—¿A quién, cielo? —pregunta mi abuela.
No sé cómo se supone que tenga que catalogar a BangChan... ¿Le digo que es un elote con piernas?
Sé que lo que pido es demasiado, lo siento así, pero al menos mis abuelos me dan más libertad que el mismísimo Louis. Primero porque no tienen idea de quién es BangChan, no le tienen el mismo extraño rencor como mi papá. Además, si piensan decirle algo a mamá de esto, ella estaría más que encantada de que me dejen invitarlo.
—Se llama BangChan. Es un compañero de la universidad. La verdad es que me hace falta ver a mis amigos.
—Bueno, en ese caso está bien.
Sé que el abuelo aceptó porque dije "amigo".
Acerco la bocina del teléfono a mi oído en cuanto BangChan responde. Ya estoy en mi habitación, así que si piensa regañarme no habrá quién lo escuche.
