Siempre que Giselle trata de evitar problemas se ve envuelta en otro mucho peor que en el anterior, y todo involucra a un rubio que le gusta sacar su lado travieso con ella solo para molestarla... Aunque eso le comenzará a beneficiar a Giselle.
La...
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Roel me dejó justo en la puerta del edificio antes de marcharse. Saludé al guardia, también a quienes me acompañaban en el ascensor. La hamburguesa sigue caliente por culpa del sol, así que BangChan le podrá dar un mordisco apenas y en cuanto cruce la entrada de su departamento sin tener que calentarla en el horno.
Su rostro demacrado me saluda en cuanto abre la puerta. No me deja entrar, de inmediato se me pega en un abrazo y va retrocediendo para irnos adentrando.
—Hola para ti también —trato de alejarme para verlo, pero lo sigue queriendo ocultar entre mi cabello—. Te traje de comer, bueno, en realidad también Roel.
—¿Viene contigo? —susurra muy apenas.
—Me compró una hamburguesa antes de traerme. Supuso que tampoco habías comido así que también te compramos una.
A rastras llegamos a la cocina. Toma asiento en la isla, en espera de que le entregue la comida.
Se ve tan mal. Tan decaído y sin vida. Me da mucha pena tener que verlo así, pero, siendo las últimas semanas de clases la verdad es que no es extraña su apariencia, pero no significa que sea lo más sano; Tampoco puedo regañarlo si me pongo de igual manera, es nuestro pan de cada día a fin de cuentas.
—¿Quieres agua?
—Sí, por favor —saco un vaso de la alacena. Tuve que pararme de puntitas para alcanzarlo, de otro modo tendría que subirme a las orillas del fregadero. Lleno del líquido transparentoso se lo entrego, y pasa agradecerme con una sonrisa débil.
No paro de acariciar sus muslos mientras se dedica a comer. Hasta eso quiso cuidar su higiene, el cabello se le ve húmedo, huele muy rico y la ropa hasta planchada está. Claro que me provoca mucha risa, pero no pienso hacerle burla, hoy no.
—¿No tienes hambre? —Con los cachetes inflados de comida me pregunta.
—No, Roel me invitó una hamburguesa también.
—Ah, es cierto. Lo siento.
—Está bien... Te paso lo torpe solo por hoy —BangChan me hace cara fea—. ¡Solo juego!
—Sigo sin entender tu sarcasmo.
—Tú sigue comiendo, tengo que ir al baño. Tomé mucho líquido antes de venir acá.
—Sí —asiente con lentitud—. Ve al que quieras.
—No tardo, ¿de acuerdo? —vuelve a asentir. No sé, se ve tan apachurrable así de jodido. No me abstengo y le doy un casto beso en la frente antes de desaparecer de la cocina.
