Capítulo 11

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Hannibal condujo a Graham a la habitación de invitados. Le costaba fingir que no estaba herido, pero no iba a dejar que lo descubriera. Al entrar en la estancia abrió los armarios y comenzó a organizar las escasas pertenencias de su invitado.

—No hace falta que guardes mis cosas, Hannibal —le dijo Williams—. Te has mareado en mi casa debería verte un médico.

—Nada que no arregle una noche de sueño y buena compañía. —A Graham le pareció que le guiñaba un ojo—. Mañana iré a comprar al mercado. —Recogió una de las camisas y la puso en una percha antes de guardarla—. Si quieres puedes venir conmigo. Lo que hay en la nevera no llegará para la semana.

—No debería quedarme tanto.

—¿Qué lo impide? Esta habitación no se usa, Graham. Has pasado por una experiencia terrible y necesitas un lugar tranquilo donde recuperarte

—¿Cómo se recupera alguien de algo así? Mi casa era mi lugar seguro. Allí no tenía que meterme en la mente de nadie, no tenía que mirar por encima de mi hombro ni preocuparme por que la gente me juzgue. Éramos yo y mis chicos No debería estar aquí.

Le molestó que mencionara a los perros, pero no dijo nada.

—¿Estabas mejor con Alana?

—No... No es eso. Solo siento que...os pongo en peligro...

—Solo déjame que nos ocupemos de esto. Estarás bien. Esto no es una prisión es la casa de un amigo.

Will asintió.

—Sí, supongo...—No le pareció muy convencido— Lo siento.

Pensó en reprenderlo por sus disculpas, pero prefirió dejarlo pasar por esta vez Continuó ordenando los armarios y cajones. Todos sus jerséis estaban desgastados como si llevaran con él muchos años. Si se quedaba dormido pronto llamaría a la tienda donde le hacían las camisas a medida para encargar varias. Le costó que aceptara un par de pijamas, pero ya se le ocurriría algo cuando llegara el encargo. Él se ocuparía de todo. Al terminar metió en una cesta lo que necesitaba ser planchado.

—Te dejaré un par de toallas en el baño—dijo Hannibal—. Puedo prepararte la bañera para que te relajes. ¿Will? —Graham estaba sentado en el borde de la cama. con los brazos cruzados y su miraba en un punto fijo—. ¿Williams? —insistió, pero estaba demasiado absortó para darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor. —¿Will?

—¿Qué? Yo...

—Te preguntaba si querías que te preparara un baño caliente.

—No... no quiero molestar.

Hannibal se dio la vuelta para mirarlo de frente.

—No es ninguna molestia. No me llevará mucho tiempo. —Estuvo tentado de decirle que esta también era su casa, pero no quiso presionar más. Graham estaba en algún punto entre las lágrimas y la ira. Se lo habían quitado todo y eso, para un hombre que tenía más bien poco era difícil de asimilar.

—Creo que prefiero echarme un rato si no te importa.

—Claro. Te avisaré cuando esté la comida lista. —Hannibal no dejó que lo interrumpiera—. Necesitas descansar, pero también necesitas comer algo caliente. Deja que me ocupe. —Sonrió al ver como el otro hombre asentía—. Descansa.

Cargó con la cesta donde la ropa de Will y tuvo que hacer una pausa por el dolor. La mayoría de las heridas estaban curando bien, pero la del costado se abría cuando hacía ciertos gestos. Salió de la habitación con pasos lentos antes de cerrar la puerta. Tuvo que apoyarse contra la pared y respirar despacio.

Needing me (Hannigram)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora