VI

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Ese había sido el fin de semana más largo de su corta vida, pero finalmente era lunes otra vez y Sofía no podía estar más nerviosa.

—Bien, necesito que cierren los ojos.

La pequeña había reunido a Elías, junto con la mamá y la tía del niño, todo con ayuda de su hermano Milán. Sofía tenía las manos escondidas en su espalda y se moría de ganas de dejarles ver la sorpresa que guardaba.

—Ahora sí. ¡Abran los ojos! —pidió mientras les mostraba tres boletos rosas. —Es para mi presentación de ballet, espero que puedan ir a verme. —dijo sonrojada, temiendo a que le rechazaran la invitación.

María fue la primera en tomar su boleto y miró a la niña con ternura, luego la madre de Elías y finalmente Elías, quién le sonrió ampliamente y con más entusiasmo de lo normal.

—Es el 18 de diciembre, aún falta poco más de una semana—dijo Milán.

Al oír la fecha María y su hermana se miraron, pero no dijeron nada.

—Claro que iremos, quiero ver a Sofía bailar. —dijo Elías, entonces su mamá habló— Ahí estaremos, gracias por la invitación linda.

María le agradeció con un beso en la mejilla y luego los tres adultos se retiraron de la habitación dejando a Elías, Sofía y el abuelo a solas, al parecer su hermano y las mujeres en la vida de Elías habían formado una amistad, porque ahora desaparecían los tres por horas y volvían con cafés o postres.

—Lástima que los doctores no te dejen ir, abu. —el anciano tosió.

—Milán grabará todo para que te pueda ver, no te preocupes por eso mi niña. Además, ahora Elías también podrá contarme que tal bailaste.

Tras esas dulces palabras los niños siguieron con su rutina, Elías ayudando a Sofía con los deberes, los cuales cada vez eran menos porque las vacaciones se acercaban y luego jugar algún juego de mesa que la tía de Elías les traía. Sí, a ellos les gustaba esa rutina, se la pasaban bien en compañía del otro, esperaba que se siguieran viendo en las vacaciones, Elías se estaba haciendo un espacio en el corazón de la pequeña y ella no lo iba a dejar irse tan fácil de su vida.

Había encontrado un amigo.

Paredes BlancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora