El regalo del real y el camino hacia las Ruinas

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El oscuro bosque se extendía ante ellos, susurros inquietantes se filtraban entre los árboles retorcidos. Lysander, con ojos de fuego, miraba con curiosidad el denso follaje que parecía absorber la luz a su paso. A su lado, Avery sentía un escalofrío recorrer su espalda al adentrarse en aquel lugar maldito.

— Este bosque es conocido por su poder para adormecer a todo ser viviente que se atreva a ingresar en él —advirtió Lysander con voz grave.

Avery asintió con cautela, sintiendo cómo un sopor sutil intentaba invadir su mente. Se aferró con fuerza al colgante que llevaba al cuello, una reliquia ancestral que le confería protección contra los maleficios.

Juntos, avanzaron con determinación, desafiando la somnolencia que amenazaba con dominarlos.

Mientras avanzaban por el sendero luminoso, el bosque parecía retorcerse a su alrededor, como si la misma oscuridad intentara desviarlos de su rumbo. Sin embargo, ambos se aferraron a su determinación, resistiendo el influjo maligno que intentaba apartarlos de su destino.

Finalmente, tras superar cada hongo con astucia y valentía, llegaron al borde de un abismo cubierto por una bruma oscura. A lo lejos, entre las sombras, vislumbraron las torres de obsidiana de un reino olvidado, cuya sola presencia irradiaba un poder antiguo y misterioso.

Lysander sujetó firmemente el hombro de Avery y le dirigió una mirada significativa. Sabían que su verdadera prueba comenzaba en ese instante. Con paso firme, se adentraron en la bruma, dejando atrás el oscuro bosque y adentrándose en el reino de obsidiana.

Aún no habían llegado a las puertas del reino, un rugido gutural rompió el silencio de la noche. Antes de que pudieran reaccionar, un monstruo desfigurado emergió de entre los árboles, con sus ojos ardientes fijos en su presa.

La criatura parecía una amalgama retorcida de pesadillas, con garras afiladas y piel escamosa que reflejaba la luz de la luna de manera siniestra. Sus gruñidos resonaban en el aire, llenando el bosque con un aura de peligro inminente.

— No tenemos más opción que luchar príncipe —dijo Lysander con la respiración agitada y canalizó una bola de sombras en su mano derecha. Mientras Avery invocaba un escudo mágico para protegerse de los embates del monstruo.

La criatura se abalanzó con furia, desatando una ráfaga de energía oscura que amenazaba con desestabilizar la magia que protegía a los dos aventureros y sin dudarlo lanzó una onda ignea oscura la cuál creó una onda expansiva alrededor de ellos.

La lucha fue intensa y despiadada. El monstruo desfigurado demostraba ser ágil y astuto, utilizando su magia retorcida para confundir a sus oponentes y debilitar sus defensas.

— Petrifiquemoslo juntos con un rayo —dijo Avery mirando fijamente a su compañero.

— ¡Hagámoslo! —Alegó Lysander y ambos empezaron a crear la magia en sus manos, listos para lanzar un doble rayo.

Ambos no contaban con que la bestia se convertiría en algo mucho peor. Ahora era una especie de dinosaurio con complexiónes de bestia y tan desfigurado como antes. Esta no espero un segundo y lanzando un grito estremecedor creó un campo de ilusión con el que atrapó a los chicos y los aturdió tanto como pudo.

Avery lanzo una bola de luz contra el mismo, logró salir del campo de ilusión inmediatamente y sabiendo que el monstruo ahora iría por el corrió lo más rápido que le dieron las piernas

— Corre príncipe, huye —gritó desesperado un chico que yacía tendido en el frío suelo, casi sin fuerzas a su compañero, quién rápidamente acató la orden de este y empezó a correr  todo lo que podía, físicamente estaba muy agotado, aún así jamás iba a detenerse, o al menos eso creia.

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⏰ Last updated: Feb 22 ⏰

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