Una pequeña amistad.

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- Dagii.

una voz seductora la llamó en su oído.

- ¿S-sunset?

-¿Qué pasa Dagi? ¿Estas nerviosa?

La pelirroja jugetaba con uno de los mechones de su contraria, mientras se sentaba en su regazo.

- Anda, no debes de estar nerviosa.

cuando sentía la respiración de Sunset acercarse a su rostro cerró los ojos.

Inmediatamente los abrió en su habitación, estaba sola y algo sudada, sus latidos estaban acelerados, y sus mejillas enrojecidas.

- Que sueño más extraño...

Adagio suspiró y miró la hora, aún era temprano, se levantó de la cama, y abrió su armario, de allí sacó un pantalon blanco, una camisa negra pegada al cuerpo y un abrigo de lana color crema. Dejó su ropa encima de su camay se metió a la ducha, se baño rapidamente y envuelta en toallas regresó a su habitación.

Miró la hora, diez y media, tomó un collar con una pequeña amatista, se lo puso, agarro su bolso y fue directo a su auto.

Luego de parar a comprar una tarta de frutilla llegó hasta el departamento de Sunset, bajó unas muletas, y exactamente a la hora acordada estaba tocando la puerta.

Sunset abrió la puerta, llevaba una bermuda de color crema y una remera negra manga corta.

- Hola adagio, ¿Como estas?

-Hola Sunset, muy bien.

-Mira, se que ahora te cuesta caminar, gracias a mi.-murmuró lo último- así que te traje estas muletas.

Sunset sonrió calidamente.

-Gracias, Adagio.

-Era lo mínimo que podía hacer.

Sunset abrazo rápidamente a Adagio y tomó las muletas, si bien su pierna estaba mejor que los días anteriores, aún le dolía caminar, y trataba de apoyar su pierna lo menos posible.

Al cabo de un rato ambas chicas estaban disfrutando de su compañia, tomando un café y comiendo la tarta que había comprado Adagio.

-Eres un poco más amable de lo que recuerdo.

Adagio dio una sonrisa socarrona.

- ¿Qué puedo decir? Simplemente soy impresionante.

- También más presumida.

Ambas chicas rieron levemente.

Si bien aún no eran amigas, esa tensión que tenían ambas, se había esfumado.

- Bueno Sunset, debo irme, le prometí a Sonata y a Aria ir al cine con ellas.

- Esta bien Adagio, adiós.

En la tarde las mane seven habían quedado en juntarse en el centro comercial, Twiligth paso a buscar a Sunset para ayudarla e ir juntas.

- ¡Hola Twi!

- Hola Sunset, oh, veo que ahora tienes muletas.

- Claro, me las trajo una amiga.

La pelirroja empezó a jugetear con unos de sus mechones.

La de lentes arqueó una ceja, sin tomarle mucha importancia fue con su amiga hasta un auto blanco, en el que fueron a su encuentro con sus amigas.

Applejack y Rarity fueron las primeras en llegar, luego Sunset y Twiligth y por último Rainbow Dash y Pinkie Pie.

Ganando tu perdón (Sundagio)Onde histórias criam vida. Descubra agora