Ganando tu perdón (Sundagio)

Pequeño reencuentro.

Adagio forcejeaba, pero Sunset había sacado fuerza de quien sabe donde. No era como que no le gustará, pero sentía que estaba mal aprovecharse de la situación.

Unos pocos segundos Sunset soltó levemente su agarre, en esto Adagio la empujó, sacándosela de encima.

- ¡¿QUÉ TE PASA?!

Sunset hizo un paso hacia atrás y agachó la cabeza.

- No sé.

La mirada de la pelirroja se cristalizó, Adagio no tardó en notar esto y abrazó a la menor, quien enterró su rostro en el pecho de la de rulos.

- Lo siento...

- Ven Sunsie, solo cuéntame que paso, ¿si?

Adagio llevó a la pelirroja hasta el sillón, esta se secó las lágrimas, y levantó su vista hasta la de la pelinaranja otra vez.

- ¿Qué pasa Sunset?

- No quiero que salgas con Trixie...

- ... Íbamos a salir mañana.

Adagio miró los ojos de la pelirroja, cuales se cristalizaban otra vez amenazando con empezar un llanto.

Su semblante se ablandó, tomó las mejillas de Sunset y comenzó a acariciarlas con sus pulgares.

- Le preguntaré si puedes venir con nosotras, ¿Si?

Sunset asintió, y Adagio se limitó a limpiar dos pequeñas lagrimitas que habían quedado en sus mejillas y abrazarla.

Cuando se separaron Sunset colocó su mano en el hombro contrario, y comenzó a acercar su rostro lentamente, Adagio colocó su palma en la boca de su contraria, impidiendo que la besara.

- No, apestas a alcohol, ve a lavarte los dientes y a dormir.

Sunset suspiró derrotada y fue a hacer lo antes pedido. Mientras Adagio en la habitación se ponía un pijama, una camiseta blanca de Sunset y un short negro, se acostó en su lado y comenzó a mirar las redes.

Sunset entró en la habitación, Adagio puso a cargar su teléfono, mientras Sunset se metía en la cama.

- Dagi.

- ¿si?

- Hace frío.

- ¿Traigo una manta?

- No.

- Bueno pará que le digo al clima que tenes frío.

Sunset frunció el seño.

- Solo acomódate.

Adagio rodó los ojos y cumplió con lo pedido, al cabo de unos pocos segundos tenia a la pelirroja con su cabeza en su pecho y unos brazos que rodeaban su cintura.

Adagio sentía como su corazón se aceleraba y un leve carmín subía a sus mejillas.

- Buenas noches Dagi, te quiero mucho.

- Descansa Sunsie, yo también te quiero.

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Adagio como siempre despertó antes, se tomó una ducha y fue a la cocina a preparar el desayuno.

A los minutos salió Sunset, con unas ojeras y una cara terribles.

- Buen día Sunsie.

- Dagi, pasame una pastilla para el dolor de cabeza.

Adagio asintió y le llevó un vaso con agua y una pastilla.