Capitulo 10

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Porsche hizo una exagerada reverencia ante el ferviente aplauso de los niños y luego fue cama por cama, dándoles un beso de buenas
noches. Como siempre, dejó a Diego para el final y le entregó el libro electrónico que le había prometido para que pudiese leer entre las sábanas. Le encantaba leer, una de las cosas que tenían en común.

Diego le echó los brazos al cuello.

–¿Le puedes pedir a tu amigo que la próxima vez venga un pocoantes?

Porsche miró al niño, pensando que había inventado un amigo imaginario para el.

–¿Y cómo es mi amigo?

–Parece un superhéroe.

–¿Lleva un disfraz y una capa?

–No, unos vaqueros y una chaqueta negra. Y lleva el brazo izquierdo en cabestrillo.

No sabía que Diego fuese tan bueno inventando personajes.

–Eso demuestra que es vulnerable, así que no puede ser un superhéroe.

–Pero mide dos metros y parece Batman –insistió Diego–. Entró cuando estabas contando la historia y se llevó un dedo a los labios para que no dijese nada. ¿Es tu amigo o tu marido?

Porsche rio a carcajada mientras sobabanel cabello de Diego.

–¿Solo lo has visto tú Diego?

De repente, sintió que el vello de la nuca se le erizaba, y cuando giró la cabeza vio una sombra en la entrada de la habitación kinn.
Y estaba aplaudiendo como los demás, aunque llevaba un brazo en cabestrillo.

–Es la mejor versión de Blancanieves que he visto nunca. Y la más dinámica y entretenida. Deberías ser actor.

Iba vestido como Diego había descrito, tan atractivo que resultaba doloroso. No se había afeitado desde la noche anterior y parecía un pirata.

–¿Qué haces aquí?

Kinn le pasó un dedo por los párpados hinchados.

–Te he hecho llorar.

Porsche dio un paso atrás.

–Pero ya no lloro. Responde a mi pregunta.

En lugar de responder, kinn miró a Diego.

–Gracias por no decir nada, así he podido ver la interpretación de porsche. ¿Siempre es tan maravilloso?

El niño asintió con la cabeza.

–Es el único que nos hace reír y el único que nos hace pensar.

Había un brillo ardiente en los ojos de kinn cuando se volvió para mirarlo.

–A mí también me hace sentir cosas –murmuró, volviéndose hacia Diego para ofrecerle la mano–. Me llamo kinn.

El niño la estrechó con el gesto de un joven príncipe conociendo a un nuevo y vital aliado.

–Diego.

Porsche tuvo que tragar saliva. Era como si estuviese viendo a kinn de pequeño. Y se miraban como si se reconocieran…

Kinn , el todopoderoso magnate, no podía tener nada en común con un niño abandonado. Aunque no sabía nada de su pasado, estaba seguro de que su infancia no habría transcurrido en un orfanato.
¿Cómo habría sido? ¿Cómo se había convertido en esa compleja, e irresistible fuerza de la naturaleza?
No, irresistible no. Ya no era irresistible para el y le daban igual su pasado y su presente. No quería saber nada de él.

Amantes Y EnemigosTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon