Capitulo 24

82 12 0
                                    

Jugando con su pelo, su deseo apenas contenido, kinn le levantó la cara con un dedo.

-¿Qué te pasa?

-No lo sé.

-No más distancia, minha vida, nunca más.

-No es eso... oh, Dios, kinn muéstrame las pruebas contra mi padre.

Él apretó los labios.

-He decidido olvidarme del asunto. Encontrarte a ti me compensa de todo, es más de lo que me hubiera atrevido a soñar.

-¿Pero lo que tienes contra él son pruebas sólidas?
Kinn exhaló un suspiro.

-Esto es lo que me temía. No quiero que pierdas la fe en él, no quiero hacerte daño.

Porsche tragó saliva.

-Todo en mí se rebela ante la idea de que mi padre pudiera hacer algo así, pero no es por eso por lo que estoy angustiado. Es por ti. Lo que tuviste que sufrir es impensable.

-Es el pasado.

-Pero esto es el presente y el futuro. ¿Cómo voy a compartir mi vida, mi cuerpo, mi hijo contigo si existe una posibilidad de que mi padre haya cometido tan impensable crimen? Aunque tú decidieras mirar
hacia otro lado por mí, yo no puedo hacerlo. No puedo vivir pensando que mi padre podría haber hecho algo así.

-¿Tú crees de corazón que no pudo hacerlo?

-Estoy seguro de que no lo hizo, kinn. No es posible.

-Entonces no hay más que hablar. Estoy dispuesto a olvidar las pruebas. Solo quiero creer en el veredicto de tu corazón, que nunca se equivoca. Ese corazón tuyo atravesó la capa de odio que había en el mío, me hizo olvidar la amargura y el dolor y experimentar algo de lo
que jamás pensé que sería capaz: un amor sin barreras. Confío en tu corazón, porsche, y solo en tu corazón.

Porsche lo miró, sin saber qué decir. Lo amaba tanto.
-kinn...

-Haré lo que sea para encontrar más pruebas a favor de tu padre. Para eso, y con tu permiso, quiero hablar con él. Él es el único que puede darme información sobre lo que pasó hace veinticuatro años.
Lo aterraba que una confrontación aportase pruebas definitivas contra su padre, pero sabiendo que aquello debía ser resuelto, porsche aceptó..

Pero con una condición.
-Si resulta que mi padre hizo lo que tú dices, quiero que lo metas en la cárcel. Da igual que sea mi padre. Si te hizo eso, ya no lo es.
Fueron juntos a su habitación, y Teo, que ya se había metido en la cama, parecía no creerse que estaba despierto del todo cuando kinn le dijo quién era en realidad. Con expresión asombrada, empezó a sollozar.

-Dios santo, ¿de verdad eres tú? Meu caro... tu desaparición fue un golpe tan terrible para mí como para tus padres. El dolor consiguió que tu padre y yo hiciésemos las paces después de esa absurda pelea.

Lo apoyé mientras te buscaban, hice todo lo que pude, pero al final la policía dio el caso por cerrado. Pusimos el mundo patas arriba buscándote, pero cuando tu padre supo que estabas perdido para siempre, que nadie iba a ayudarnos a buscarte, se apartó de todo -
Ferreira apretó los labios en una mueca de dolor-. Por eso se divorció de tu madre. Cada uno lidiaba con el dolor de diferente manera y... yo intenté seguir en contacto con tu padre, pero él no quería saber nada de nadie del pasado, de nadie que le recordase a ti.

La reacción de Ferreira era tan genuina, tan sentida, que kinn no podía seguir pensando que había tenido algo que ver con su secuestro. Sus lágrimas eran reales, su dolor era real.
Solo había una explicación: el auténtico culpable había dejado pruebas falsas que apuntaban al padre de porsche. Todo era una trampa que ni siquiera la policía había logrado desentrañar.

Y cuando supo que kinn pensaba que había sido él quien orquestó el secuestro, la perplejidad y el horror de Ferreira solidificaron la convicción sobre su inocencia.

-No fue él, meu amor. Como siempre, tu corazón es mi
Compás.
Después de un largo beso, porsche se volvió hacia su padre.

-¿Tienes idea de quién podría haber intentado culparte a ti, papá?

-No lo sé -Ferreira miró a kinn-. Solías llamarme tío Teo.
-Y te quería casi tanto como a mi padre -kinn intentó sonreír, aunque una garra le apretaba el corazón-. Pero no creo que pueda llamarte así ahora.

-¿Qué tal si solo lo llamas Teo? -sugirió porsche.

-Lo que tú digas, minho alma.

De repente, Teo lo agarró del brazo.

-Acabo de recordar algo. Cuando conocí a la madre de porsche, había un tipo que la perseguía y no la dejaba en paz. Anita estaba muy asustada y contraté a un especialista en seguridad para que lo detuviera. Era un tipo raro, misterioso. No se me ocurre nadie más que tenga contactos con el mundo del crimen... -Ferreira se quedó en silencio unos segundos, como conectando otros eventos-. Debió verte en casa alguna vez, tal vez se dio cuenta de que eras lo que esa organización buscaba y consiguió pruebas que me incriminasen.

-Dame su nombre.

Teo lo hizo y kinn se inclinó para besar a porsche.

-Voy a iniciar la investigación ahora mismo.

-Gracias, meu amor -susurró Porsche.

-Todo por ti, minho vida. Siempre.

Una hora después, kinn volvió a la habitación de su futuro suegro y se detuvo en la puerta, observando al amor de su vida hablando con su padre.
Sintió una emoción abrumadora, y no solo por porsche sino por Teo, que, de nuevo, era el tío al que tanto había querido. Y el hombre que le había dado a Porsche un ser hecho de amor.

Emocionado, entró en la habitación y, al ver el cariño con que lo recibían, kinn sintió que toda traza de amargura o dolor desaparecían
para siempre.

-Gracias por creer en mi padre -dijo porsche-. Aunque no puedas encontrar pruebas, es suficiente con que quieras hacerlo.

-¿Has encontrado algo? -le preguntó Teo, angustiado.
Kinn asintió con la cabeza.

-Teniendo un nombre en conexión contigo, todo ha caído en su sitio. Me he puesto en contacto con nuestro experto en seguridad para comprobar sus transacciones bancarias desde el día que me secuestraron y no hay ninguna duda, fue él.
El gemido emocionado de Porsche le rompió el corazón. Se sentía tan aliviado. Ya no tenía que vivir con aquella horrible pesadilla, ya no tenía que sentirse culpable.

-Te suplico que me perdones por creer que tú podrías haber hecho algo así, Teo. No quería que fueras tú, pero las pruebas solo me llevaban a ti.

El hombre apretó su mano.

-Era imposible que tú supieras nada sobre ese hombre. Anita tenía tanto miedo que no pude contárselo a nadie, ni siquiera a tu padre -el hombre suspiró, apenado-. Irónicamente, fue la fortuna que me costó contratar a ese hombre lo que hizo que tu padre rompiera su sociedad conmigo. Luego perdí a mi mujer y ese hombre desapareció de mi recuerdo.

 Luego perdí a mi mujer y ese hombre desapareció de mi recuerdo

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.

Deje sus votos ⭐..

perdonen la tardanza pero trabajo y estudio

Amantes Y EnemigosМесто, где живут истории. Откройте их для себя