CAPÍTULO 7

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Todo había quedado en orden en el edificio, cada miembro del personal se había encargado de lo que dictaba el protocolo en dichas ocasiones, así que pronto Isabella se dirigió hacia el hospital.
Durante el trayecto los hechos del día la invadieron, un día muy abrumador, pero lo que más rondaba su cabeza era toda su historia con Donovan, no podía evitar pensar en el destino que a este le esperaba y que todas las veces que él le cancelaba alguna cita o se mostraba distante era porque estaba con Dana Rizo.

Llegó al nosocomio al mismo tiempo que Enzo y Alonzo, bajó del taxi y caminó hacia ellos.

–Hola chicos, ¿Cómo están? —preguntó Isabella mientras se acercaba a saludarlos con un beso en la mejilla.

–Bien —contestaron ambos al unísono— ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Alonzo con preocupación.

–Les cuento en un momento, hay que entrar —respondió Isabella evitando el interrogatorio.

Además de enviar a Alessia lejos, Isabella tenía que inventar alguna historia creíble para justificar todo esto, porque lo que pasó dentro de Zoar ahí debía de quedarse.

Los tres amigos entraron y se dirigieron al mostrador para pedir el número de la habitación de Alessia, no faltaba mucho para que concluyera la hora de la visita, pero aún había tiempo suficiente para estar con ella.

–¿Me darían momento a solas con Ale? —preguntó Isabella— Cosas de chicas, es que no le comunique que les había avisado a ustedes, no quisiera que la tomaran desprevenida.

No muy convencidos, aceptaron y esperaron afuera de la habitación. A cómo diera lugar, ella tenía que ponerse de acuerdo con Alessia para mentir.

–Hola —anunció Isabella con voz tierna entrando a la habitación y cerrando la puerta detrás de ella.

–Hola —saludo Alessia desde la cama con un tono dolorido y triste.

–Me dijeron que todo había salido bien —dijo Isabella mientras caminaba hacia la camilla y se sentaba a lado de su amiga— Afuera están los chicos, pero tenemos que hablar antes.

–¿Cuál será la mentira? —pregunto Alessia que ya se esperaba el numerito

–Para que involucre un arma de fuego, creo que lo más creíble es que te hayan asaltado.

–Bien, eso será entonces —respondió Alessia sin mucho ánimo.

Ambas amigas hicieron una pausa, Isabella tomó la mano de Alessia con ternura como una hermana, intentando consolar el corazón de su hermanita herida.

–Rizo te envía de vacaciones —soltó Isabella— Ya reservé un vuelo a Madrid para pasado mañana, no he hablado con tus padres para no alarmarlos, pero te hará muy bien estar con ellos, ya tú sabrás que les inventas.

–Era de esperarse, no me quieren cerca del funeral —sollozo Alessia.

–Ale, ¿Qué fue lo que pasó?

–Pensé que solo era un negocio más —dijo Alessia con voz entrecortada— Deje pasar a esos tres hombres, después de un rato se escuchó una discusión que culminó en un disparo.

–¿Por qué no corriste al búnker? —Isabella presionó aún más la mano de su amiga.

–Yo —dijo entre lágrimas— Abrí la puerta sin pensar y me dispararon, por el impactó caí al suelo. No sé qué pasó afuera del despacho, pero dentro de el, yo me arrastré como pude y llegué con Franco.

Alessia soltó el llanto abrazándose de su amiga, para tomar valor y seguir con su relato.

–Él estaba ahí —prosiguió Alessia— Inerte, sin vida. Yo no podía moverme, solo lo tomé en mis brazos y no supe cuánto tiempo pasó hasta que Carlos entró y me aparto de él.

–Pudieron haberte matado Ale.

–Lo sé, pero Isa —Alessia hizo una pausa y miró a su amiga— Yo lo amaba.

Ambas se abrazaron, Alessia depositaba su dolor y sus lágrimas en el hombro de su amiga, a pesar de saber que ella era la amante, la actitud de Franco Rossi para con Alessia era más allá, ella nunca lo sabría, pero, Franco sí llegó a amarla.
Nunca más hablaron del asunto, Alessia lo evitaba e Isabella dejó de preguntar, ella sabía perfectamente que el corazón de su amiga tardaría mucho en sanar.

Llamaron a la puerta y enseguida entraron Alonzo y Enzo. Ellas se separaron y Alessia limpio su rostro.

–¿Quieres acaparar la visita para ti sola, Isa? —cuestiono Enzo.

Todos soltaron una pequeña risa, abrazaron y besaron a Alessia, se terminó contando la mentira del asalto y se cambió de tema para que ellos no pudieran hacer más preguntas.
Contaron chistes, anécdotas, cosas para hacerle pasar un buen rato a Alessia, hasta que la hora de la visita concluyó, los tres se despidieron de su querida amiga prometiendo volver el día de mañana, a excepción de Isabella que vendría por ella un día después para llevarla a su casa a empacar y acompañarla al aeropuerto, porque Isabella ya tenía un plan en mente para el día siguiente.

Alonzo y Enzo se fueron juntos, despidiéndose de su amiga en la entrada del hospital, Isabella tomó un taxi rumbo a su casa. Aunque se distrajo pensando en su amiga, seguía cavilando el tema de la carpeta roja.
Finalmente, tomó su teléfono para enviar un mensaje y terminar de una vez por todas con esto.

                                 Tenemos que hablar—

Cielo en llamas Where stories live. Discover now