CAPÍTULO 26

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La reencarnación es la creencia consistente en que la esencia individual de las personas, alma o espíritu, empieza una nueva vida en un cuerpo o forma física diferente después de la muerte biológica.

Pero, qué hay de las veces que no es el alma la que encarna, sino la fisionomía.

Días después…

–No debe tardar en llegar, quiero que estés lista, ya sabes qué hacer —ordenó Arturo por la bocina.

–No se preocupe, señor, tengo todo en orden.

Isabella colgó el teléfono y salió de su oficina, visualizando a lo lejos a un hombre alto de traje un tanto llamativo, el color tinto no es algo usual en las prendas que usan los socios de la corporación.

–Ya deben estar esperándome, señorita —informó el caballero a Carina.

–¿Señor Rixton? —preguntó Isabella mientras se acercaba al mostrador.

–Sí —confirmó— Usted debe de ser la señorita Espósito.

–Un placer conocerlo, señor —sonrió Isabella.

–El placer es todo mío, señorita —correspondió la sonrisa y asintió levemente con la cabeza— Conocerla al fin es un gran gusto.

–Tengo una intriga, señor, ¿Nos conocemos de algún sitio? —preguntó Isabella expectante.

–Oh, no, y no piense mal de mí, lo que sucede es que Franco Rossi y yo éramos buenos amigos, hablaba maravillas de usted.

–Ahora entiendo.

–Es por eso qué al saber que vendría aquí quería la mejor atención. Me hubiera gustado por igual tener de asistente a la señorita Marino, pero tengo entendido que ya está en el servicio de alguien más.

–Sí, ella es asistente del señor Santino.

–¿Massimo Santino?

–Sí, ¿Lo conoce? —preguntó intrigada.

–Sí, fuimos viejos amigos.

–Bien, entonces le agradará verlo por aquí —sonrió.

–Sí, se llevará una gran sorpresa —sonrió de lado.

–Bien, entonces comencemos con los protocolos. Carina, te presento al nuevo socio de Zoar, el señor Demian Rixton.

Demian saludo con una sonrisa y un gesto a Carina.

–Mi chofer está esperando en la entrada del edificio, no supe cómo entrar al estacionamiento, soy algo torpe —sonrió— Así que, si pudiera ayudarme con eso, señorita.

–Por supuesto, señor, no se preocupe. Carina se encargará. Ahora, si pudiera acompañarme para mostrarle las instalaciones.

Ambos se dirigieron al elevador e Isabella hizo el tour de siempre.
Le mostró cada piso del edificio los protocolos a seguir los privilegios que tenían y por último subieron al elevador de nueva cuenta para dirigirse al piso destinado del nuevo despacho.

–¿Cree que pudiera tener oportunidad de saludar a la señorita Marino?

–Por supuesto, su oficina y la del señor Santino están en el mismo piso, pasaremos por ahí en un momento —respondió Isabella.

–Franco hablaba tanto de ella que me encantaría conocerla.

El elevador se abrió y ambos salieron de el.

–Este es el piso de su oficina la cual se encuentra en el fondo, en este nivel hay varios despachos, pero cada uno tiene su propia privacidad. Y aquí se encuentra la oficina del señor Santino. ¡Buen día, Alessia! —saludó animada.

Cielo en llamas Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt