ꕤ「capitulo 1」

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"Destinados"

                  
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Íbamos tomados de la mano con total tranquilidad, su dulce olor a frutas me envolvía causando una paz interior que desde hace tiempo no sentía. Mingyu había sido mi salvación, si no fuera por el seguiría siendo el alfa odioso y altanero que era meses atrás.

Miré nuestras manos entrelazadas, su mano delicada, grande pero con dedos largos y delgados junto a mi mano tatuada, éramos tan diferentes, pero de alguna forma esto se sentía bien.

Hace tres meses comenzamos una relación oficial, pero en realidad nos conocemos desde hace dos años, donde gracias al alcohol terminamos enrollándonos en casa de Jimin, mi mejor amigo, que celebraba su cumpleaños 21. Desde ese día ese lindo omega con aroma a frutas hizo todo lo posible para conquistarme, pero yo era demasiado testarudo como para aceptar que él también me gustaba; a pesar de que hervía de los celos al verlo junto a Yoongi, ese alfa idiota con olor a tierra mojada.

Mi terquedad terminó hace 8 meses donde en una linda cena organizada por mí, con ayuda de Jimin, terminé pidiéndole ser mi novio, me sorprendió verlo negar, hasta que entendí todo cuando me dijo.

—Yo estuve mucho tiempo tras de ti Jungkookie, es tu hora de conquistarme a mí.

En sus labios dibujó su encantadora sonrisa, la que estoy observando en estos momentos, la misma que vuelve loco mi corazón.

—¡Yah! Deja de mirarme así, haces que me sonroje —reclamó infantilmente mientras golpeaba mi hombro con suavidad.

Y es que era imposible no mirarlo, Mingyu era hermoso, su cabello castaño claro con ligeras ondas contrastaba a la perfección con su piel canela y sus ojos marrones, su rostro era de rasgos finos y elegantes, sus labios eran pequeños y rosados, y de solo mirarlo te daban ganas de besarlo. Podría decirse que era el Omega perfecto para cualquier Alfa, no por nada era el más deseado por alfas y betas de la universidad.

Acaricié su rostro suavemente viendo el rubor crecer en sus mejillas, lo tomé de su fina cintura para acercarlo más a mí y me agaché un poco con el objetivo de besarlo...objetivo que desgraciadamente no pude cumplir al colarse por mi nariz un suave olor a vainilla y galletas que descontroló a mi lobo.

Mío.

—¿Qué sucede? —preguntó confundido Mingyu al verme alejarme olfateando el aire para saber de donde provenía ese exquisito olor, y es que ese era el aroma más atrayente que había sentido jamás, incluso más fuerte aún que el olor a frutas de Mingyu—. ¿Escuchas eso? —preguntó dirigiéndose hacia un callejón oscuro en el que se escuchaban sollozos.

—Espera —lo sujeté de la muñeca y me puse frente a él— puede ser peligroso.

Caminamos hasta que al lado de un bote grande de basura estaba un pequeño Omega rubio llorando con la cara escondida entre sus rodillas, tenía una camiseta de manga corta de color azul cielo y unos jeans ajustados de color oscuro que combinaban con sus tenis converse.

Al darse cuenta de nuestra presencia levantó su rostro y nuestros ojos se encontraron, era un Omega muy hermoso a pesar de los moretones que adornaban su cara y brazos. En ese instante sentí a mi lobo rasguñar mi interior moviendo la cola y repitiendo una y otra vez la palabra "Omega".

—Oye ¿te encuentras bi... —Mingyu no pudo ni terminar de hablar cuando abrió los ojos con sorpresa al ver al omega rubio aferrarse a mi cuerpo sollozando aún, y murmurando "Alfa" en voz baja con la cara escondida en mi cuello.

—O-oye —tartamudeé torpemente y lo intenté alejar pero se aferró aún más fuerte, Mingyu negó para que lo dejara tranquilo. Se veía muy mal, sus moretones tenían un color verdoso, como si fueran de hace algunos días.

—Es mejor si lo llevamos a tu apartamento —levanté la vista mirándolo como si estuviera loco, de ninguna manera iba a llevar a un desconocido a casa, aunque mi lobo gruñía al pensar de esa manera.

—No, ni siquiera lo conocemos Mingyu.

—Jungkook el pobre está asustado y míralo, debe poner algo de crema en esos golpes —insistió mirando con pena al omega, que no había dicho ni una palabra.

Miré el pequeño bulto aferrado a mí y en verdad sentí pena. Guiado por mi lobo lo tomé en brazos para llevarlo al apartamento, era bastante ligero, de seguro no ha comido mucho los últimos días.

—Bien, pero tú te encargas de él.

El asintió y emprendimos camino rumbo al apartamento en completo silencio.

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¡eres mi alfa! | kooktae♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora