Capítulo 8 Una cita diferente

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Eda Miller

La semana había terminado y por fin era domingo, eso significaba que en pocas horas iba a tener una salida con el rubio de ojos claros. Me preparé vistiéndome con unos pantalones de cuero y un jersey a rayas, no me había dicho dónde íbamos a sí que me puse unas zapatillas cómodas.

Cuando quise darme cuenta ya era la hora, baje hacia la puerta principal donde él me estaba esperando.

—Wou, estas... Eh... Estas—Tartamudeo Jahn mirándome de arriba abajo

—Increíble, lo sé—Bromeé riendo

—Estas increíble Eda Miller—Sonrió sin dejar de mirarme

Comenzamos a andar hasta llegar a un descampado donde había montada un parque de atracciones gigante.

El parque bullía con risas y colores vibrantes. Los dos paseábamos por los callejones del parque, subiendo y bajando en montañas rusas y riendo como niños pequeños. El sol se filtraba a través de las ramas de los árboles, creando patrones de luz y sombra en el suelo mientras se acercaban a la noria, la rueda gigante que dominaba el horizonte del parque.

Comencé a mirar hacia arriba, maravillada por la imponente estructura.

—¿Sabes? Siempre he pensado que las norias son como la vida, subes, bajas, pero siempre hay algo hermoso en cada giro—Le dije fascinada por aquello


—Es verdad, nunca sabes qué te deparará la próxima vuelta enana—Me sonrió

Decidimos subir a la noria, y cuando llegamos a la cima, la vista panorámica del parque me dejó sin aliento. En ese momento, algo en el aire cambió. La brisa llevaba risas y risueñas melodías del carrusel cercano, pero también una tensión delicada que ninguno de los dos comprendíamos del todo.

Sin darse cuenta, sus manos rozaron las mías durante un breve instante, antes de bajar de la noria.

—Hace tiempo que quería decirte algo Miller—Me miró directamente a los ojos

—¿Si Jahn—Lo mire

—Generas en mí algo que no sé explicar, sé que no me he comportado muy bien contigo y quiero que sepas que voy a cambiar, dejaré de ser todas las cosas que detestas para poder demostrarte que de verdad si merece la pena—Se acercó más a mi

—Yo tampoco he sido muy simpática y aunque tu exterior sea rudo, siento que hay capítulos más suaves en tu historia que me encantaría conocer Jahn Wilson—Sonreí

Él agarró mi mano y nuestros labios volvieron a juntarse, esta vez en un beso apasionado, sus ojos se interpusieron con los míos y nuestras miradas se perdieron, cuando nos dimos cuenta teníamos que bajar de la noria y nos separamos.

—Eda, yo...—Tartamudeo

—Ha sido agradable, gracias por no ser un idiota integral—Sonreí para agarrarle mano

Me había costado reconocerlo, pero, había sido una salida bonita, que me volviera a besar hacía que mis sentimientos crecieran por él. Caminamos hasta volver a casa y una vez allí el rubio de ojos claros me volvió a sorprender.

—Me gustaría ser honesto contigo y decirte que, en medio de esta realidad complicada, he encontrado un refugio en tus risas y un sentido en tus palabras- me miro-. Así que aquí estoy, desafiando mis propios miedos, para confesarte que no eres solo alguien especial, sino alguien que ha transformado mi mundo de maneras que ni siquiera puedo expresar completamente y solo quería que supieras que estoy dispuesto a cambiar para que me veas como realmente soy enana—Me regalo una sonrisa y dio un beso a mi frente


Cuando le pides un deseo a la lunaWhere stories live. Discover now