Capítulo 12 Reflexionar es de sabios

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Jahn Wilson

Me encontraba estacionado en la puerta de mi casa, tomé una respiración profunda y encendí un cigarrillo mientras esperaba a Eda.

—¿Sabes que fumar quema las neuronas?—Dijo ella saliendo de la casa con una risa ligera

—No es para tanto enana, solo es un poco de maria —Le dije mientras le daba una calada

—Te quedarás sin pensamientos Jahn Wilson —Me dio un beso en la mejilla y entró en el coche

—Te vas a quedar sin ir al acuario si sigues diciendo eso —Contesté entrando al coche

Ella llevaba puesto un pantalón de cuero vaquero con un top de manga larga blanco, estaba muy guapa, no podía dejar de mirarla.

—¿Otra cita? —Preguntó ella sonriendo

—¿Pero no era encuentro? O eso decías antes de salir conmigo —Respondí arrancando el coche

—Bueno, he cambiado de opinión —Sonrió retocándose el pelo

—Tú lo que te estás volviendo es románica —Reí conduciendo hasta el lugar que indicaba el gps

—No hables del romanticismo si nunca lo has experimentado Jahn—Comenzó a reír acariciando mi cuello

—Si lo estoy experimentando enana, aunque antes también llegué a conocerlo un poco —La miré por unos segundos mientras que aparcaba

Ella sonrió y se acercó un poco más a mi

—Eres único—Río para luego bajar del coche

Al entrar pasamos por la zona de los delfines, saqué mi teléfono y le hice una foto mientras estaba distraída , parecía tan contenta de ver los animales marinos que no la molesté.

Al entrar pasamos por la zona de los delfines, saqué mi teléfono y le hice una foto mientras estaba distraída, parecía tan contenta de ver los animales marinos que no la molesté.

—Son preciosos —Sonrió mientras me miraba

—Lo son—Sonreí—Ven, vamos a recordar este momento para siempre —Volví a decí

Ella se acercó colocándose delante de mí y yo procedí a hacernos una foto

—Este momento será eterno —Dije enseñándole la foto

Al acabar la visita en el acuario, llegamos a un restaurante cerca de allí, decorado con plantas y flores colgadas de las paredes, al acabar dormimos juntos.

Estábamos en la cama abrazados mientras que Eda trazaba círculos en mi pecho. Estaba tan feliz, no dejaba de sonreír, no sabía como describirlo, completo era la palabra.

Me sentía en una galaxia que no podía hacer que mi sonrisa se esfumara de la cara, estaba completamente enamorado de ella aunque sonara cursi. No podía imaginarme un futuro sin ella, ahora no, quizás antes de ella no pensaba en esto, pero todo ha cambiado, no me importaba que la gente opinara que somos jóvenes y que así se sentía experimentar el amor, pero lo nuestro era más que eso; yo estaba seguro de que lo de nosotros si era real y no solo una temporada por unos meses como algunas relaciones del presente.


—No quiero que esto se acabe—Dijo ella sonriendo

Enterré mi nariz en su cabello, inhale su aroma para que se quedara impregnado para siempre.

—Somos como la leyenda del hilo rojo, por muy lejos que estemos de distancia un hilo rojo nos unirá por siempre —Besé su frente

Y qué razón tuve al decirle eso, según la leyenda, el hilo rojo conecta a aquellos que están destinados a estar juntos, a encontrarse, sin importar la distancia ni el tiempo o circunstancias. El hilo podrá enredarse pero nunca romperse.

Cuando le pides un deseo a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora