Elara Peverell, una joven de 16 años de edad que desconoce por completo todo su potencial, en base a esto se cuestiona el porqué quedó en Slytherin, siendo que no se siente en parte de ellos, además de ser discriminada por sus compañeros de casa, es...
Pasaron 3 días, las cosas con Draco iban mejorando, me daba detalles cada mañana, como flores, cartas escritas a mano, por las tardes salimos a pasear al bosque prohibido, lago negro o vamos a admirar las estrellas a la torre de astronomía, como solíamos hacerlo antes. Me estaba enamorando cada día más, era inevitable no hacerlo, pero tenía miedo, porque sé que lo de su compromiso es bastante complejo y no se anulaba así de sencillo, le estaba entregando mi corazón en bandeja de plata y no solo eso... estoy dándole el poder de destruirme cuando él quiera, porque si, estoy en sus manos, en las cuales me siento segura y joder, estoy yendo en caída libre, acariciando las nubes con mis dedos, sintiendo la brisa erizar mi piel y sé que cuando me estrelle me romperé en mil pedazos pero no me importaba, porque él sería la principal causa de ello, ¿pero él dejaría que me estrellase?, mi respuesta eso es un NO rotundo, se que antes de caer él me acunara en sus brazos. O al menos eso espero...
Me desperté esta vez sin Draco, ya que él salió temprano de mi habitación, debía ir a su cuarto a verificar si había llegado carta de su madre, decía que era importante entonces no me opuse. Era Domingo, no tenía clases así que me metí a la ducha, hice toda mi rutina mañanera y fui en busca de un atuendo casual para bajar a desayunar.
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(Outfit, sin la cartera)
Ya lista bajé a la sala común, estaban todos menos Draco.
-Tengo hambre.- exclamé con una cara de aburrimiento.
-Te lo he dicho una indefinidas de veces, primero los buenos días, nena.- dijo Tom, leyendo su libro.
-Ya vámonos a comer.- murmuró Theo.
-Te vez preciosa, dulzura.- habló Enzo, lo abracé.
-Concuerdo con Berkshire, que hermosura.- exclamó Mattheo con su sonrisita, negué con le cabeza y sonreí.
-Vámonos, me suena el estómago.- añadió Blaise.
Sin más preámbulo comenzamos a caminar, como siempre riendo y contando chistes...
-¿Se acuerdan cuando Enzo acarició un gato y quiso adoptarlo? Y el muy idiota se lo quiso llevar a su habitación.- dijo Blaise riendo.
-Y resulta que el gato era McGonagall.- exclamó Mattheo carcajeando.
-Que querías hacerle a McGonagall en tu cuarto Enzo.- pregunté riendo.
-¡Pensé que era un gato perdido! Ya olviden eso, fue humillante.- dijo Enzo.
-Claro que lo fue, le estabas acariciando el estómago a McGonagall.- habló Tom, todos reímos.
Íbamos acercándonos al comedor y nos dimos cuenta de que había un grupo de chicas, nos preguntamos qué pasaba, al acercarnos más me di cuenta que estaba Draco y Astoria, ambos exaltados discutiendo, escuchaba insultos y reproches, no quería entrometerme pero era inevitable no pasar por su lado si íbamos al gran comedor.
