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La primera semana se pasó volando, había conocido demasiadas personas en pocos días gracias a los amigos que hacia en su salón. Todos eran demasiado sociales y unidos, no había persona que no cayera mal en ese entonces. Sin embargo, había algo que le molestaba.

Los maestros eran bastante estrictos, algo de esperarse, pues la secundaria no era nada fácil. Los trabajos eran demasiado pesados al igual que las tareas eran demasiadas, aunque la realidad era que no hacia nada en clase así que se llevaba todo a casa. Sus distracciones eran inevitables. Tenía amigos y eso era lo mejor, aunque la relación con Abraham no había avanzado mucho, claramente todos los días intercambiaban palabras, después de todo se sentaban juntos.

─¿Terminaste lo anterior? Yo no, no le entendí, fue demasiado difícil ─. Dio su respuesta sin mentir a pesar de que la profesora había dado su hora y media de explicación.

─Si lo hice. De hecho lo copie de Alexis.

Se sentó en la silla poniendo su mochila en la mesa. La mañana de calor era insoportable, pero las apuras siempre tenían refrigeración o algún aire fresco en su interior.

─Ya... La verdad no me importa, espero la maestra no venga hoy. Tengo tarea de los demás y-... ¿Que escribes?

Se inclinó levemente en dirección a su competitividad de mesa al ver su concentración en su celular. Realmente no podía creer que algunos llevarán su celular a la escuela. Él lo dejaba en casa por su propia protección omitiendo el hecho de que medio salón robaba lo primero que miraba.

─Mi novia...

Sus ojos se abrieron a par con asombro. ¿Él con novia? ¿Tan joven? Era impresionante, pues no muchas mujeres se acercaban a Abraham. Sin embargo tenía sentido por el hecho de tener novia, pues claramente puede haber mal entendidos, eso creía él.

─¡Oh! ¿Como es? ¿Tiene buen cuerpo? Apuesto que si, las niñas de ahora tienen más que dar─. Dijo con algo de ilusión recibiendo el silencio como respuesta.

Abraham estaba demasiado concentrado en escribirle a su enamorada que no le ponía atención. Así que solo le quedó dejarlo como chiquillo enbobado.

Él nunca había tenido novia en toda su vida, no sabía que era exactamente el sentimiento o incluso no sabía cómo tratar a una mujer como tal. Había recibido educación, pero no sabía exactamente lo que le gustaba a las mujeres o lo que les atraía de los hombres. Pero en este caso, no le importaba mucho.

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¿Que es el amor? No entendía como muchas personas se enamora van de un momento a otro, él anhelaba tener pareja, pero sólo para quedar bien con la sociedad, y lo admitía, pues envidiaba a las personas que tenían una persona con que hacer cosas diferentes. Para Daniel el amor era dar besos y abrazos, en sí, querer a una persona pero de una manera diferente, pero... ¿Eso realmente es amor? No lo entendía, pero quería eso de alguien más y lo conseguiría.

...

La relación entre Abraham y Daniel fue avanzando, Abraham no era como pensaba, era un chico bueno, algo rebelde con una energía bastante tranquila. Jamás gritaba, todo lo decía con esa voz llena de calma, siempre estaba feliz y energético al hablar con sus amigos, sin embargo, había algo muy curioso sobre él. Era tímido, demasiado tímido con las personas que no conocía, en este caso, más de medio salón.

Ese día comenzaron a hacer proyectos para evaluar. Los profesores hacían equipos y todos trabajaban, claramente estaban dispersos y era algo difícil escapar con alguien que no pensaba igual que tú, todo por saber trabajar en equipo para cuando seas mayor.

─Los de mi equipo son todos tontos. Me incluyo, no hicimos nada, solo hablamos de lo que hacíamos en la primaria ─ Soltó una risa alzando la voz mientras caminaba a un lado de su compañero entre la multitud de alumnos corriendo, hablando o almorzando.

Nuevamente el silencio fue su respuesta. Abraham estaba centrado mirando al suelo mientras caminaba, no parecía querer hablar.

─¿Te dormiste o qué?─ Se burló deteniéndose para sentarse en una banca.

Al instante, Abraham miro a Daniel con sus mejillas sonrojadas por la vergüenza.

─Claro que no. Estaba pensando.

Obviamente ni un perro se creía eso, él casi no pensaba, mucho menos estando a un lado de un amigo.

Daniel lo miro fijamente con curiosidad. Abraham suspiró.

─Es que yo no hablé con mi equipo, dejé que hicieran todo. Así que no me importó─ Comentó con simpleza.

Daniel le sorprendió un poco, pues él era distraído estando en un grupo de personas, lo pensó un poco y era verdad. No lo había visto hablar con los demás.

─¿Por qué?

─No me gusta, simplemente no había nada que hacer, así que lo dejé así.

Raro, eso pensó Daniel con su corta respuesta, aún tenía que conocerlo más a fondo, apenas llevaban dos meses desde que llegaron a la escuela, sin embargo, aún había cosas que no entendía y no conocía de su nuevo amigo.

What I expect from youWhere stories live. Discover now