_⁠_*⁠.⁠✧CAPÍTULO 3 *⁠.⁠✧_⁠_

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Los Altos Lores habían llegado, ambos sentados en sus tronos observando la sala. Sus crueles miradas miraban a todos con asco.

Cuando pasaron unos minutos llamaron al Lord de esta corte para hablar de cosas aburridas, como negociaciones entre cortes, los ejércitos, ect.

Y yo me quedé sola con él General.

- ¿Por qué no sales a bailar con alguno de estos machos? - me pregunta, tan irritante como siempre.

- No me apetece - le contesté -. Muchos de los que hay aquí me pasarían los pies varias veces - a veces cuando bailaba con algún macho me pisaba los pies, no tenían practica en la danza. Lo único que querían era verte sin tus ropas y tirarte a la cama, bastardos.

- Esta noche estás muy rebelde. Pero te tengo que recordar que si alguno de estos machos que hay en la sala te invita a bailar, tú tienes que aceptar.

- ¿Por qué? - pregunté. ¿Por qué tantas obligaciones? ¿Por qué tenía que acercarme a uno de los bastardos de la Sala? Todos eran arrogantes, crueles.

- Porque estamos buscando tu mano, y si no das buena imagen nadie estará contigo. Y eso no es lo queremos - dice en medio un susurro para que nadie lo escuche.

Lo miré de frente.

- Entonces. ¿Qué imagen tengo que dar?

- Tienes que ser sumisa. Tienes que hacer todo lo que el macho con el que estés te diga. Si él quiere bailar contigo, tienes que salir sin rechistar. Si él quiere tirarse a otra hembra estando contigo, tú no le puedes dirigir la palabra, ni enfadarte. Si él quiere que habrás las piernas, lo vas a hacer.

Me quedé petrificada en el sitio.

- Y me da igual lo mucho que llores, pero te vas a casar - me dice fríamente y se va. Dejándome con la palabra en la boca.

Apoyé mi mano en la mesa detrás de mí para no caerme. ¿Por qué eran así de crueles? Todos, todos eran así. Todos en esta corte. No habla nadie en este palacio que fuera bueno. Todos eran malvados. Sin embargo, yo... Yo sobraba. Yo no tendría que estar aquí, vivir en este palacio, en este infierno. Querían hacerme lo mismo que le hicieron a Morrigan, pero ella tenía a su familia, yo no.

Tenía que salir de aquí. Pero, ¿A dónde? Podría salir de esta fiesta e irme a mis aposentos. Pero ¿Después? ¿Después que haría? No había podido hacer nada en estos veinte años, ¿Cómo podría escapar ahora?

Iban a tomar mi mano. Seguramente uno de los fieles amiguitos del General y del Lord. Pero todos eran unos bastardos, unos seres infieles, malvados. Yo no pertenecía a este lugar. Tenía que salir de aquí antes de que me derrumbara.

Me alejé de la mesa, dirigiéndome en zancadas grandes hacia la puerta.

Me quedaban cinco metros para cruzar las grandes puertas de oxidana. Sólo cinco.

- ¿A dónde vas señorita? - me pregunta una vez, grave, profunda. Sin saber de dónde viene la voz, la ignoro y sigo adelante hasta que me choco con un pecho -. ¿Pensabas huir de la fiesta?

La voz grave y profunda me hizo detenerme en seco. Levanté la mirada lentamente, encontrándome con un par de ojos violetas. Era Nyx, el futuro Alto Lord que gobernaría esta corte, con su presencia y la mirada en la que me miraba, parecía leer hasta el más profundo de mis pensamientos.

Tragué saliva, mientras intentaba calmarme. No sabía qué decir, cómo explicarle mis sentimientos y mis deseos de escapar de esta vida que me estaba matando lentamente.

- No... no tenía intención de huir de la fiesta - dije, luchando por mantener la voz firme a pesar del nudo que se estaba formando en mi garganta-. Solo necesitaba... aire fresco. Un momento para pensar.

Nyx me observó con atención, como si intentara entender lo que estaba pensando en estos momentos.

- ¿Te importa si te acompaño? -preguntó, extendiendo una mano en un gesto de cortesía que me tomó por sorpresa.

Dudé por un momento, preguntándome si podía confiar en él o no. Era el hijo de los que estaban gobernando este infierno. Lo miré a los ojos, en estos no vi ningún atisbo de odio o crueldad. Si mirada era... Sincera.

Asentí con la cabeza, aceptando su oferta.

Juntos, atravesamos las grandes puertas de la sala, adentrándonos en la noche estrellada que parecía ofrecer un poco de esperanza.

Una Corte De Sueños Y Pesadillas || ACOTAR Where stories live. Discover now