19-

596 88 34
                                    

-Compórtate-, dijo Kara.

-Oh, vamos-, dijo Alex. -Alice ya es una niña mayor y sus modales en la mesa son buenos.

-No estaba hablando con Alice-, dijo Kara, lanzando una mirada a su hermana.

-¿Y qué se supone que significa eso?

-Se supone que significa que la primera vez que Mike vino a cenar, lo interrogaste sobre sus perspectivas profesionales y casi lo hiciste llorar-, dijo Kara.

-Bueno, no haré eso-. Alex resopló. -Ella ya tiene un trabajo, tengo más que claras las perspectivas profesionales de Lena.

Los labios de Kara se curvaron en una sonrisa. -Cuidado al llamarla Lena delante de Alice.

-Sí, sí, sí-, dijo Alex. -Voy a ser una buena hermana, no te preocupes-. Había estado cortando tomates para la ensalada, pero ahora se detuvo y miró a su hija. -Te tiene mal, ¿no?

-¿Qué la tiene mal?- preguntó Eliza qué estaba entrando en la cocina.

-¿Qué?- esta vez la pregunta de Kara que estaba la lengua fuera de la comisura de la boca mientras preparaba rebanadas de pan de ajo para meterlas en el horno.

Alex resopló. -Sabes exactamente a qué me refiero. Y no creas que no me enteré de que no regresaste a casa hasta altas horas de la madrugada la otra noche.

-No fui la única -, protestó Kara mirando a su madre. Porque claramente ella había ido con el chisme. -¿Cuándo vamos a poder ver a tu hombre elegante?

-Nunca, si vas a llamarlo mi hombre elegante-, dijo Eliza. Ella suspiró. -Vamos a ocuparnos de ti primero, ¿de acuerdo? Luego veremos cómo hacer las cosas oficiales.

-Entonces hay algo que hacer oficial, ¿verdad?- Kara deslizó la bandeja para hornear en el horno. -Sabes, no sé nada sobre él, aparte del hecho de que vive cerca de la iglesia. Eso es todo lo que has dicho.

Eliza arrastró los pies incómoda.

-¿Mamá?- preguntó Alex.

-Bien, bien. Vive en un lugar grande.

-¿La Casa de los Bancos?- preguntó Kara. -¿Pero pensé que era una especie de retiro corporativo o algo así?

-No, no ahí.- El rostro de Eliza se sonrojó aún más. -El otro.

-¿Qué otro? Oh-. Alex se detuvo. -Oh. Él... eh... vive en una residencia de ancianos, ¿verdad?

-No lo llames así. Es una casa de retiro. Para personas jubiladas. No es necesario ser tan mayor para estar jubilado, ¿sabes?

-Lo sé. Lo sé. Yo sólo...- Alex no dijo más nada.

Kara miró a su madre y vio los rastros de canas en su cabello y las líneas que habían sido líneas de risa durante tanto tiempo que había olvidado que también eran arrugas. -Simplemente no pensamos en ti como tan mayor, eso es todo, mamá.

Eliza resopló. -No me mudaré con él. Bueno, al menos no todavía. Si me deshago de ti lo suficientemente rápido, entonces podría mudarse aquí.

-¡Mamá!

-Te lo merecías-, dijo Eliza. -Además, ¿has visto ese lugar? Es como un club de campo con Viagra.

-¡Mamá!- escupió Alex.

-Bueno, lo es. Es muy elegante y además caro, así que le dirán adiós a su herencia.

Kara puso los ojos en blanco y sacudió la cabeza. -No necesitamos una herencia. Y si mudarte allí te hace feliz, bueno, supongo que tendremos que hablar de ello.

ʟᴇᴀʀɴ ᴛᴏ ʟᴏᴠᴇ ᴀɢᴀɪɴ   /SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora