ᴏɴᴄᴇ

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—Te dije que te mantuvieras lejos de esta habitación —dijo Vlad cuando le trajo la comida.

Matías agarró la bandeja e ignoró sus palabras. En los últimos seis días, desde que Enzo se había ido, había perfeccionado el arte de ignorar al jefe de seguridad de Enzo. No era difícil. No sabía qué le habría dicho Enzo a Vlad, pero últimamente el musculoso rubio apenas se atrevía a mirarlo cuando le traía la comida. Era algo gracioso cuan cuidadosamente Vlad evitaba todo contacto visual. Contrastaba muchísimo con la forma en que se había comportado anteriormente: la mirada en los ojos de Vlad había provocado que Matías se sintiera incómodo cada vez que Vlad lo había visitado. Ahora el tipo apenas miraba en su dirección, incluso cuando se irritaba y regañaba a Matías por alguna cosa.

—Se enojará si regresa y te encuentra aquí —Vlad insistió.

Matías encogió los hombros.

—Entonces debió haber bloqueado el acceso a la habitación desde mi lado —dijo, encendiendo el televisor y poniéndose cómodo contra las almohadas. La televisión era el principal motivo por el que había estado pasando más tiempo aquí que en su propio cuarto, eligiendo ignorar la desaprobación de Vlad cuando lo descubrió por primera vez en el dormitorio de Enzo hace varios días.

Aunque la mayoría de los canales fueran rusos, resultaba un alivio tener algo para alejar su mente de la situación en la que estaba... y el aburrimiento que carcomía sus sentidos. Matías era una persona social. Nunca había sido demasiado bueno para entretenerse por su cuenta, y aquí nada sucedía. En ocasiones veía a los guardias riéndose, bebiendo e intercambiando bromas sucias en el patio trasero. A veces escuchaba sonidos lejanos de canciones y risas de borrachos a través de la puerta.

Parecía que con el jefe fuera, los hombres de Enzo se volvían mucho más relajados e indisciplinados. Nunca se comportaban de esa manera cuando Enzo estaba en la casa. Matías estaba seguro de que si no estuviera encerrado, podría haberse escapado sin que lo notaran.

Podría haberse escapado.

—No se supone que estés aquí —dijo Vlad.

Matías se sirvió algo de café y lo probó, estudiando a Vlad por sobre el borde de la taza. Sabía que Vlad lo deseaba; lo había notado desde el primer día. Estaba bastante seguro de que Vlad era un homosexual latente. Consideró la idea de utilizar a Vlad para escapar, pero la idea de seducirlo le revolvía el estómago. No podría hacerlo. No solo porque no se sentía atraído por el tipo en lo más mínimo, sino también que se sentía inseguro ante él. A diferencia de Enzo, Vlad podía ser violento sin ningún motivo.

Matías recordaba el brillo sádico en sus ojos mientras Vlad miraba cómo sus guardias lo golpeaban. Debía ser cuidadoso.

—Estoy bastante seguro de que eres tú quien no debería estar aquí —dijo Matías con calma—. Se supone que deberías traer mi comida e irte. Tu jefe no estaría complacido al saber que estás desobedeciendo sus órdenes.

No podría negar que se sintiera bien saber que las órdenes de Enzo lo protegían. Obviamente, Enzo tenía otros motivos para darle esas órdenes pero, aun así, Vlad no podía de hecho hacerle nada. Y Ambos lo sabían. Vlad frunció el ceño y salió disparado, murmurando en ruso sobre cuanto Matías iba a arrepentirse una vez que Enzo volviera.

Matías se mordió el labio. A decir verdad, no estaba demasiado seguro de que Vlad estuviera equivocado. Estrictamente hablando, Enzo no le había permitido explícitamente pasar tiempo en su habitación. Enzo simplemente lo había dejado en este cuarto después de...

Suspirando, Matías bajó la taza y empezó a hacer zapping por los distintos canales, intentando ignorar el sentimiento de inquietud bajo la piel. El tiempo pasaba tan lentamente. Era miércoles; Enzo no debía regresar hasta mañana, y Matías se sentía picado por la impaciencia. Solo era... que se sentía como atrapado en el limbo, esperando cualquier noticia del mundo exterior. Ya habían pasado casi tres semanas desde su secuestro, y él tenía muchísimas preguntas y ninguna respuesta. Se seguía preguntando qué estaría pasando con su familia y amigos. Estaba preocupado por Francisco: su amigo estaba demasiado deprimido para quedarse solo por tanto tiempo. ¿Estaría Francisco incluso comiendo? Y seguramente el padre de Matías ya debería saber que había sido secuestrado. ¿Ya lo habrían contactado? ¿O a su madre? ¿Habría alguna demanda por su rescate?

(Iɴ)ᴄᴏʀʀᴇᴄᴛᴏ | ᴇⁿᶻᵒ ˣ ᴍᵃᵗⁱ́ᵃˢWhere stories live. Discover now