ᴄᴀᴛᴏʀᴄᴇ

961 94 78
                                    

Un mes después.

Frotando su cara contra el pelo del ancho pecho de Enzo, Matías se preguntaba cómo era posible sentirse tan bien con un hombre que era la definición de "tipo equivocado".

Era algo escalofriante cuan sexualmente compatible era con Enzo. No era como si las experiencias sexuales previas de Matías fueran malas -lejos de ello- pero esto era algo más. Este era el tipo de atracción que lo hacía sentir drogado cuando Enzo lo tocaba, y hambriento de sexo cuando Enzo no lo hacía. Era embriagador. Era aterrador. Era aterrador lo bien que Enzo podía leer su cuerpo y tocarlo como a un instrumento: era mandón cuando Matías deseaba ser poseído y mandoneado, era gentil y comprensivo cuando Matías necesitaba abrazos y acurrucos, y era deliciosamente cruel y atemorizante cuando Matías estaba de humor para fingir que no lo deseaba (con Enzo, siempre lo deseaba).

La parte más aterradora era, que iba en ambas direcciones. Matías estaba perfectamente en sintonía con Enzo. Cuando Enzo estaba en un humor oscuro, Matías se encontraba volviéndose maleable y extremadamente sumiso, dejando a Enzo marcarlo y sacar su frustración sobre él -y excitándose con ello. Se excitaba complaciendo a Enzo, lo cual era... sí, probablemente jodido.

La parte más jodida era, que ni siquiera podría decir que se estuviera aprovechado de él o mintiéndole de ningún modo. Enzo no pretendía ser nada que no fuera. Matías no empezó a pensar repentinamente que Enzo podría ser un buen tipo incomprendido. Enzo no era un buen hombre; Matías era perfectamente consciente de ello, y sin embargo, eso no cambió para nada su insana atracción por él.

—Eres malvado —murmuró contra el pecho de Enzo. —¿Cómo me has convertido en un ninfómano?

Sintió más que oír la risa de Enzo.

—No es mi culpa que seas una mierdita pervertida, маленький.

—¿Qué significa eso? —murmuró Matías, sin molestarse en negar lo de pequeña mierdita pervertida. —No conozco esa palabra.

Sonaba como un mote cariñoso. Matías esperaba que no fuera un mote cariñoso. La tendencia de Enzo a utilizar apelativos cariñosos que no sentía no era para nada entrañable.

Enzo jaló su cabello.

—Significa "Pequeño". O algo suficientemente parecido.

Estupendo. Así que otro cariño fingido.

—Estoy empezando a pensar que tienes algo con mi cabello —dijo Matías.

—¿Qué te dio esa idea? —dijo Enzo, pasando su mano por entre sus mechones.

Cayeron en un silencio que no debería haber sido tan cómodo.

—¿Alguna vez has matado a alguien? —murmuró Matías, arrastrando los dedos por el musculoso brazo de Enzo.

—Lo he hecho —respondió Enzo.

Un escalofrío recorrió la espina de Matías. La respuesta de Enzo no lo sorprendió en sí misma -habría estado más sorprendido si la respuesta fuera negativa- pero la calma con la que Enzo hablaba de ello era jodidamente escalofriante.

Matías miró el tatuaje en el brazo de Enzo, una única palabra en ruso: "Помни." Significaba "Recuerda". Matías no sabía la historia detrás del tatuaje, pero le parecía un buen consejo: nunca debía olvidar de lo que era capaz este hombre.

—¿Quieres decir personalmente o dando una orden? —dijo Matías.

—¿Hay alguna diferencia? —dijo Enzo, con voz muy seca. —Un asesinato es un asesinato, sin importar qué manos lo perpetúen. Pero para responder a tu pregunta: ambos.

(Iɴ)ᴄᴏʀʀᴇᴄᴛᴏ | ᴇⁿᶻᵒ ˣ ᴍᵃᵗⁱ́ᵃˢWhere stories live. Discover now