8. Lluvia y helado

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Jacket 'round my shoulders is yours

We bless the rains on Cornelia Street

La chaqueta sobre mis hombros es tuya

Bendecimos las lluvias en la Calle Cornelia

—No pienso ver esa película—Repetí antes de cruzarme de brazos.

Felipe, estaba insistiendo en que yo necesitaba ver la película, y yo me negaba rotundamente.

Conocía la historia, había leído algunos libros y sabia perfectamente que si veía aquella cinta, no aguantaría nada y terminaría con depresión crónica

—Dale Daf—Me pincho la mejilla con el dedo indice—Yo se que vos queres, solo que no lo aceptas.

Reí—Ya dije que no—Me levante del sofá en el que estábamos sentados pero no llegue muy lejos, porque Felipe rodeo mi cintura con un brazo e hizo que regresara a mi lugar

—Hagamos algo—Lo mire, prestandole toda mi atención—Si vemos la película, te prometo que haré lo que vos quieras.

Sus palabras captaron mi interés de inmediato ¿Lo que yo quisiera?.

Entrecerré los ojos en su dirección—¿Cual es el truco?

Levanto las manos con inocencia—No hay truco, solo quiero que veas la película— Tomo el control de la televisión, abrió Netflix y me miro como un niño que esperaba su regalo en navidad.

Suspire resignada, jamas podría decirle que no a Felipe, esos ojos suplicantes acababan con mi sentido común—Esta bien, ponela, pero vas a hacer lo que yo quiera.

El ojiazul sonrió ampliamente, dándole play a la película, me acomode en el sofá y el se levanto en dirección a la cocina, alegando que haría palomitas porque tenia que disfrutar la experiencia completa, no tardo demasiado, cuando regreso, lo hizo con un gran bowl lleno de palomitas, un vaso de jugo y una botella de coca cola.

Apago todas las luces y bajo la temperatura del aire acondicionado, me acurruque entre las almohadas y mantas que habían en la sala.

Bebí de la coca cola recibiendo una mala mirada del pecoso—No te acostumbres, solo compre unas cuantas de reserva porque se que te gustan, pero tenes que dejar de beber eso que te puede hacer daño.

Solté un grito ante la escena donde el avión se estrellaba, todo se veía tan real y casi podía sentir que estaba dentro de la pantalla.

Mis ojos se negaban a despegarse de la televisión, cada plano era mas interesante que el anterior y resultaba extremadamente atrapante, resultaba extraño ver a los chicos tan sumidos en su papel, uno de los que mas me sorprendió fue Fran, quien parecía literalmente otra personas dentro de la cinta, no había nada de su personalidad tan alegre y eufórica.

No pude evitar señalar cada vez que veía a Felipe, este solo se limitaba a reir y decirme uno que otro dato acerca de como habían grabado.

Una hora después de haber empezado la película, reía alegremente ante la escena de sus rimas, resultaba reconfortante una secuencia divertida entre tanta muerte y tristeza.

Mis risas no duraron demasiado, tan solo minutos después, lagrimas y mas lagrimas resbalaban de mis ojos, si, era la escena del alud.

Mi respiración era un desastre y no podía retener mi llanto, podía sentir como mi cuerpo se agitaba violentamente, apreté la sabana contra mi pecho, llorando desconsoladamente, la película seguía, pero mi mente no.

Gorgeous | Felipe OtañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora