En un mundo invadido por seres con un hambre insaciable , Taehyung y Jungkook deberán mantenerse unidos para sobrevivir y proteger a su hijo.
#1 - Infectados
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•|Capítulo nueve|•
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El timbre suena un par de veces, Jungkook había perdido la cuenta de cuantas horas llevaba con la cara aplastada en la almohada de su enorme cama vacía, DaeYang había ido a casa de su amiguito y la soledad de su casa más sobre pensar no le ayudaban, la almohada estaba húmeda de tanto que había llorado y sus ojos hinchados delataban su tristeza. Suspiro cuando escucho una vez más el timbre y se levantó mojando un poco su rostro para ocultar así todo lo miserable que se veía.
-Te ves muy mal amigo. - Le dice el joven detrás de la puerta cuando esta se abre, Jungkook lo mira con mala cara.- Lo siento, por venir tan de imprevisto estaba preocupado por ti.
Jungkook lo mira a los ojos esta vez y el joven comprende a su totalidad, entra de una vez abrazando al pelinegro quien se desborda en lágrimas apenas entra en contacto con el cuerpo ajeno.
-Tranquilo. - Susurra acariciando el negro cabello de Jeon. - Estoy aquí para ti.
Pasaron aproximadamente treinta minutos después de eso y Jungkook junto a su amigo yacían sentados en el sofá con la televisión encendida pero sin prestarle atención.
-Ese maldito hijo de perra.- Exclamó con enojo.
-Ya no le digas así - Interrumpe Jungkook con tristeza tirado en el sofá.
-Es que sí lo es.- Repite el hombre riendo esta vez.
-Su madre no tiene la culpa. - ríe un poco mirando a su amigo.
Jungkook se distrajo por un momento mirando el techo de la sala sintiendo como aquel sentimiento de vacío lo obligaba a llorar nuevamente, cubrió su rostro cuando el llanto lo invadió, se hizo pequeño en el sofá incluso ignorando la presencia de su amigo quien solo lo veía con tristeza mientras se hacía un ovillo en el pequeño sofá, como se abrazaba a sí mismo como si de alguna forma aquello lo ayudara a quitar toda esa tormenta emocional que le aprisiona el corazón.
-¿Por qué? ¿Por qué me dejó, Mingyu?- Lloro una vez más cuando su amigo lo abrazó fuertemente.
Pero Mingyu no tenía respuesta a lo que el corazón de su amigo necesitaba escuchar, no podía simplemente decirle que Taehyung era una mierda de persona, o que esas cosas pasan, que lamentablemente era normal enamorarse de otra persona.
Sin embargo, como podía consolar aquel corazón tan fragmentado, frágil y traicionado.
No se contuvo en acariciar el cabello de su amigo, quien se aferraba con fuerza y lloraba con dolor en su pecho, solo él sabía cuánto lloró Jungkook aquel día.
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