Luna

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Después de un día intenso, Lucas le hizo una señal a la morena para que ambos fueran hacia el baño.

Cuando apagaron los micros y sintieron que estaban en "zona segura" Lucas rompió el silencio.

No habían hecho nada, pero ambos eran conscientes de que sí que había pasado algo dentro de ellos.

– Alomejor deberíamos hablar de lo que pasó Nai – comentó el chico –

Naiara sabía que tenían que hablarlo, y ella tenía muy claro lo que quería decirle.

– No te preocupes Luqui, los dos sabemos que fue un momento de debilidad, ni siquiera pasó nada, no le des importancia. Tú y yo somos amigos y eso es todo lo que importa. – sonrió mientras lo tranquilizaba –

– De verdad wachita, no sé que nos pasó pero lo siento, odiaría que nuestra amistad se volviera rara por esto, no podría soportar que nos alejaramos – la voz del uruguayo se entrecortó sólo de pensarlo –

– ¿Hey, pero tu eres tonto? Que vas a tener que aguantarme para siempre, tendrías que esforzarte mucho más si quisieras alejarme de ti. – Nai lo picó mientras lo abrazaba –

Ambos acordaron seguir siendo los mismos que habían sido desde un inicio y dejar a un lado esa atracción física que tenían.

Los días pasaron, Naiara y Lucas volvieron a la normalidad y seguían con sus bromas y sus charlas en la terraza. Pero algo dentro de ambos les decía que no era suficiente e inconscientemente se buscaban a todas horas.

Una noche, días antes de la gala navidad, Naiara estaba llorando en la terraza por echar de menos a su familia. Entonces, entró el uruguayo.

– Hola loqui – dijo Lucas mientras movía la silla para ponerla al lado de la de la morena.

– Hola wachito – contestó Naiara mientras intentaba esconder las lágrimas –

Lucas frenó en seco cuando se percató de los ojos humedecidos de la morena e inmediatamente se acercó a abrazarla.

– Hey, loqui, llora todo lo que  necesites y sácalo fuera, estoy aquí para ti, siempre. – susurró en su pelo mientras acariciaba su espalda –

Naiara se limitó a intentar plasmar en palabras como se sentía mientras miraba las estrellas desde el cristal de la terraza.

– No sé Lucas, siento que no acabo de encajar aquí, me cuesta abrirme con los compis e integrarme en la casa y no tener a mi familia se me está haciendo cuesta arriba. – comunicó la chica –

Lucas no sabía muy bien que decir para hacerla sentir mejor así que se limitó a hablar desde el corazón.

Mientras miraba por el cristal divisó la luna en medio del mar de oscuridad y estrellas y sonrió al darse cuenta de la similitud.

– Me hace gracia que te sientas así porque tú eres la única que evita que yo me sienta solo, me comprendes como nadie Nai. Aquí dentro eres mi luna, en medio de la oscuridad siempre que miro estás ahí para mí. – explicó mientras intentaba expresarle lo importante que era para él su presencia en la academia –

Naiara no pudo evitar sonreír ante la respuesta del uruguayo.

– ¿La luna, eh? – dijo mientras reía –

– Si, como dices tú, te gusta estar apartada y tener tu espacio, pero siempre estás ahi para las personas que quieres. Cada vez que me siento perdido te busco a ti, al igual que la gente busca la luna cuando está perdido mirando las estrellas. – dijo el chico mientras la miraba –

Los ojos de Naiara se humedecieron aún más y se mezclaron con un brillo extraño que la morena intentaba disimular.

– Joder Lucas, que vergüenza estar así, de verdad. – Naiara se tapó la cara con las manos –

Aún Nos Queda Una Razón || LunaiWhere stories live. Discover now