Adoptada

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Después de la muerte de mi madre Ingrese al orfanato, no hablaba con nadie, ninguna amistad, me la pasaba en la biblioteca leyendo las novelas prohibidas, amor, poligamia, diferencias de edad y sumisión, novelas que son tabú para la sociedad y blasfemia en este internado de monjas.

Nos dan clases normales y soy una de las mejores de la clase y también la más tranquila del internado.

-Chicas pónganse en formación, viene una pareja y espero que se porten bien-me pongo en formación con los demás jóvenes.

Odio la monja Clarissa, ella es muy estricta y se desquita conmigo, me hace maldades y no solamente eso, es mi acosadora junto con otro grupo de chicas pesada, mi vida dentro de este internado es un infierno total.

-Hermana Clarissa no uses ese tono con las chicas- se dirige a ella, y se para al frente de ella.

-Hermana Claret si no te pones firme, esas chicas hará la vida imposible- su mirada prepotente y soberbia-.

La hermana Claret es todo lo contrario de Clarissa, una hermana gentil y bondadosa, aparte siempre nos apoya y nos dan consejo de chicas, como quisiera que ella me adoptara.

-Por aquí.

Se escucha la voz de la vil víbora la directora Gladis nadie sabe su apellido, pero es mi acosadora más peligrosa de todas.

La pareja empezó a llamar a cada una de nosotros por separado, y luego grupal.

-Esa niña fea no, es negra y no llega a nuestros estándares sociales.

Genial otra familia más que me dice niña fea y negra, se que no soy Rusa pero joder que discriminación las de ella.

A la final eligieron a la popular, en el cual le hicieron una fiesta de despedida, típico de los blancos.

Pasaron los días, estaba en la cancha leyendo las 50 sombras de Gray, cuando la hermana Clarissa me arrebató el libro.

-Eres una maldita zorra impura- me quita el libro, y lo tira al piso.

Las palabras de ella dolió porque solamente me gusta el tabú, ella levanta la mano a punto dé abofetearme, cierro los ojos y veo a un hombre de unos 60 años de edad, con un traje de la época de la Unión Soviética, Clarissa se puso pálida y muy nerviosa al ver el señor.

-Señor Sokolov que alegría verlo por aquí-la sonrisa más hipócrita que e visto o mejor dicho, la que siempre pone cuando llega una persona ajena del internado-.

Es un Sokolov, es el apellido que mi madre decía que confiara ciegamente.

-Vamos a la oficina.

Clarissa y el señor se fueron a la oficina, mientras tanto terminó el recreo y nos fuimos a la clases de historia, a la hora la hermana Claret me mando a llamar, prácticamente me saco de clases.

-Con una sonrisa amplia, la hermana Claret se dirige a mi-Cariño es tu día de suerte.

-Enserio- me paró de mi silla con una una felicidad.

-Me abraza-te adoptaron.

Al fin jamás pensé que a mis 16 me hayan adoptado, llegamos a la oficina al entrar era el señor del patio de recreo.

-Andrea,es el Sergey Sokolov y será tu nuevo padre- la hermana Claret, señala al señor de hace un rato-.

El señor se levanta y me abraza.

-Espero que nos llevemos bien.

-Claro que nos llevaremos bien señor Sokolov.

-Ríe-Solo dígame Sergei.

-Sergei- ambos nos estrechamos las manos.

-Tus maletas están en el coche, y debemos irnos ya mismo.

Asiento, me despedí de Claret, mientras Clarissa y la víbora de Gladis sonreían al verme salir con Sergei, Sergei se detuvo y miro a ambas.

-Están despedida, hermana Claret será la nueva directora del orfanato.

Clarissa y Gladis estaban quejándose, mientras Sergei y yo nos alejamos de ellas, me monte en un carro como los de antes y nos fuimos de allí.

-Sergei le tengo muchas preguntas- lo miro con mucha curiosidad.

-Lo se cariño y te las responderé poco a poco, pero mientras tanto disfrutemos del paseo.

-Está bien.

Charlamos en el camino, realmente era un señor muy agradable y sonriente.

-Llegamos señor.

Cuando llegamos era una casa tipo cabaña muy sencilla, y un paise hermoso.

-Cristian guíe a la señorita Sokolov a su habitación.

-Hace reverencia- si señor.

Ya no soy Prietroski si no una Sokolov.

-Por aquí señorita Sokolov.

-Solamente dígame Andrea.

Subimos a la habitación, hago mi rutina como lo hacía en el orfanato, lo único que cambio, fue el ambiente, la comida y una charla cálida y agradable.

El sueño me consume y poco a poco me quedo dormida en mi nueva cama.

Fin.

Obsesión del MafiosoWhere stories live. Discover now