Llegada inesperada

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Los chicos nos liberaron esa misma noche, y esa misma noche estuve con ellos teniendo sexo con loa cuatro a la vez.

Al día siguiente estaba plácidamente dormida, hasta que Freya me levanto.

-La mueve- levántese Andrea.

-Refunfuñó- otro rarito más.

-Los hermanos Sokolov, la solicita.

-Aish.

Me levanto y me quedo sorprendida al ver a Freya al lado mío.

-Curiosa-¿qué haces aquí?

-El señor Ivan me perdonó la vida, y me contrato como tú asistente personal.

-Estoy más confundida, que un bebé recién nacido- ¿no entiendo?

-A partir de ahora, mi deber es complacerte en todo lo que necesites.

-Ahhhh ya, por cierto Freya.

-Dígame Andrea.

-Porque los hermanos, me están pidiendo que los vea.

-Levanta sus hombros- sinceramente no lo sé.

-Está bien, dile que ya me estoy arreglando, apenas salga bajo.

-Asiente- está bien.

Me pongo un conjunto fresco y sencillo, ya que no saldré más de esta jaula de oro con hombre sexys.

-Me veo al espejo-lista.

Salgo y bajo directo a la sala.

-Andrea.

Era Ivan con un ramo de Flores amarillas.

-No piensen a cantar, esa estupida canción de flores amarillas.

-Me río de sus comentarios- está bien, de igual manera odio esa canción.

-Ya somos dos.

Iván y yo caminos directo al jardín, cuando miro a lo lejos no lo podía creer, era una mesa de jardín con un manto azul celeste, con sillas sencillas pero elegantes a su vez, con diversos vasos y cubiertos, realmente era impresionante.

En eso veo a Vladimir y los demás acercándose a mi.

-Me abraza- es una disculpa, por hacerte daño.

-lo apartó y cruzó los brazos- me apartaron de sus vidas como si fuera un muñeco, ni siquiera se han dedicado a conocerme y lo peor de todo , me han humillado públicamente.

Veo los a los chicos bajar la cabeza.

-Quisiera conocerlos a todos y que me conozcan a mi, que no todo sea sexo, y podamos llevarnos bien.

-Suspira- está bien.

Miro a Vladimir y el me da un beso en la boca.

-Te conoceremos más dulce hermanita.

Joder se me había olvidado, que ellos son mis hermanos, la fruta prohibida.

-Se toca la barriga- vamos a comer, tengo hambre.

-Ivan siempre es glotón.

-Ríe-no eres el único.

-Ahora son dos.

Todos nos reímos por el comentario de Vladimir,  pero de por si tenía hambre así que nos sentamos, y empezamos a desayunar en el jardín.

Estábamos tranquilos, hasta que un empleado solicitó a los hermanos, todos asintieron dejándome a mi sola
otra vez.

Obsesión del MafiosoWhere stories live. Discover now