Capítulo 49

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Aevë Kishá

Eliezer Gianluca me pidió algo que habría resultado infame para quien ocupara mi lugar si no fuera yo quién estuviera entre los cazadores. Los malnacidos desprecian la neoemia, pero no dudan en valerse de ella si esta beneficia sus propósitos. Supongo que podría comparar su descaro con mi postura frente a la seudo familia que formó mi padre, a la que en su justa medida y cuando estime conveniente pretendo sacarle el provecho que necesito. Alyssa, por ejemplo, es una figura indispensable que en su momento usaré, tal como Amalia y Mary Gabrielle me han sido útiles.

El comandante sabe que la dama rubí puede descuartizar a distancia tanto a humanos como a hemoexárticos, por lo que no es para hacerme invulnerable que me ha impuesto recibir sangre contaminada. Él no ha sucumbido como quiero a mis encantos, pero está consciente de ellos, piensa que mi belleza natural, potenciada por la neoemia, me hará cruzar camino con quiénes estén dispuestos a formar un trato que favorezca a la organización, esto es encontrar nuevos desertores a la sociedad zansvrika o comprar vampiros que le vendan información útil, constituyendo esta la parte más básica de su intención. La más ambiciosa es que mi nueva naturaleza me brinde ventajas que me acerquen a la diosa de la destrucción que está buscando, y que con mis habilidades en el campo científico sea posible diseñar un método de exterminio concluyente.

Me negué al principio.

—Doctora, esto no es opcional— dijo entonces —He decidido que esta toga la lleve usted. Si la rechaza, automáticamente dejará de ser apta para el cargo que se le ha confiado.

Antepuse resistencia en concordancia a la reacción que habría tenido alguien más en mi lugar, no porque dudara de mi eficacia al camuflar lo que soy. Estoy segura de que Eleazar no duda de mi humanidad, me habrían torturado hasta la muerte desde hace tiempo si supieran esto de mí, y pedirme que me convierta sería un movimiento absurdo. Gianluca pronto acompañó su orden de un documento donde respaldaba que mi contagio cumplía servicio a GenoHeredis, por lo que se me exoneraba de daño, dolor, y sufrimiento, además de darme un discurso donde garantizaba que mi alma no se perdería, pues sus creencias supuestamente sostienen que el sacrificio por el propósito mayor anula maldiciones.

El perfil que formé me muestra como una mujer que prescinde de la dependencia emocional familiar. Que antepuse mis desarrollos profesionales sobre todas las cosas. Pero a algún núcleo tenía que pertenecer, como es lógico. Tomando en cuenta que GenoHeredis me revisa incluso la basura, estaba claro que también se encargarían de investigar quiénes son mis parientes. Por esto decidí acercarme a Amalia y a su bastarda. Puse de mi parte para tolerarlas y así construir una apariencia más sólida. Ellas ignoran que me han servido para esto, lo que además hice a espaldas de mi padre.

Cuando él se enteró no le gustó mi idea. Si los cazadores lo decidían (o deciden) prudente, podrían aniquilarlas a las dos para manipularme, para herirme, para controlarme, o simplemente protegerse, Los motivos y amenazas no me interesan. Lo único de trascendencia es que a través de ellas podrían asociarme con vampiros, por la relación de Mary Gabrielle con mi papá, pero esto lo deja a él obligado a mantenerse discreto, por el bien de todos. Fue tarde para ejecutar cambios que no las involucren, si mi papá se atreviese a favorecerlas me perjudicaría a mí, y yo sé que no se arriesgaría a tanto. A esas alturas me divierte jugar con los cazadores de esta forma, prácticamente me cago en sus caras.

Viajo para visitarlas por lo que de acuerdo a instrucciones de Gianluca será la última vez. Entre las cláusulas del documento que firmó conmigo está el hecho de prescindir por completo de cualquier contacto con personas ajenas a GenoHeredis que me hubieran conocido antes de recibir la neoemia, incluyendo familiares. Como es mi costumbre, comunico mi visita por medios digitales que Perybandell monitorea de manera constante, ella lo hace para notificar a mis tíos sobre mi próxima estancia en un sector en el que podremos reunirnos cumpliendo medidas cautelosas, bien sean flexibles o estrictas dependiendo del tipo de vigilancia que tenga encima en cada ocasión. En este caso mis rastreadores me han cedido libertad casi absoluta, solo me siguieron hasta el aeropuerto.

Herencia Roja  | Libro 13Donde viven las historias. Descúbrelo ahora